Por: Gonzalo Quiñones V.

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Frente a los avances inusitados que ha tomado la comunicación tecnológica y que han afectado positivamente a los adolescentes, colocándolos en sintonía con los contenidos de todas las materias y ciencias, la educación sexual como línea de formación, tiene que ocupar un lugar preferencial  en la formación y en la orientación de la juventud, no solo desde la familia, sino desde los centros educativos.

Padres y profesores hemos de asumir una actitud de apertura, de acogida y cumplimiento de ella, sin temores. Rompiendo con esquemas moralistas, que en muchas ocasiones asfixian los senderos de crecimiento y de respuesta a los jóvenes, en la asimilación de las bondades que se desprenden de una buena formación sexual. Asumida con responsabilidad y seriedad, la educación sexual, genera en la persona una visión más amplia de los grandes misterios que se encierran en los órganos sexuales, pero que al mismo tiempo, permiten descubrir la grandeza de cada persona y por lo tanto se fortalece la dignidad humana.

La educación sexual tiene que ser fuente inagotable de descubrimiento de las grandes facultades y potencialidades del hombre y la mujer; seres con la capacidad de gestar vida, dar vida. Debe dar paso al reconocimiento de ser forjadores de la sociedad. Que la unión de sus cuerpos no es accidental, sino que obedece a un sentimiento, a un gusto, a una atracción sincera que invita al respeto, la consideración y la admiración mutua. A entregarse y darse con altura.

La educación sexual hoy no debe estar encasillada o concebida como un tabú, o escondida o estigmatizada por caprichos conceptuales sin sentido. Es algo tan natural, tan humano, tan propio de cada uno, que se incrusta en uno de los tantos valores que identifica al ser humano como tal. Saber de sexo, es reconocerse como ser viviente, llamado a descubrirse y darse con exhortaciones tan simples como la sinceridad, el afecto y la comunicación de lo que se siente por el bienestar y desarrollo de la pareja, con proyección hacia una futura familia.

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