MANUEL GOMEZ SABOGAL

Por: Manuel Gómez Sabogal

Tengo muy presente todo lo que pasa en salud con respecto a operaciones urgentes, falta de medicamentos, demoras en el servicio. Todo, porque muchas personas han tenido que acudir a una tutela para que la atención sea efectiva.

Si no es con tutela, no hay operación, los medicamentos no existen, el servicio demora más tiempo del presupuestado, el paciente fallece esperando atención médica o de enfermería.

También, si se le olvida un papel, no se le atiende, así haya hecho una cola de dos o más horas.

No sabía que lo mismo debía ocurrir en otras instituciones relacionadas con el estado. Pensé que debido a la cantidad de empleados “eficientes”, nombrados en cada puesto, no había necesidad de interponer una tutela para la atención.

Tampoco creí que debería acudir a una tutela para que un sencillo caso fuese atendido con prontitud.

En junio de 2013, Isabella, mi nieta, estuvo con la abuela en Cartago, realizando todas las diligencias pertinentes con relación a su tarjeta de identidad. Se fueron a Cartago, porque en Armenia había demasiados usuarios y además, estaban de paso para Cali.

Una tarjeta de identidad, si no estoy mal, demora un mes. Sin embargo, pasó un año, pasó otro y su tarjeta de identidad no aparecía.

Decidí empezar mis indagaciones y estuve en la Registraduría de Armenia. La respuesta fue sencilla. La tarjeta de Isabella había sido rechazada por cuanto estaba “vinculada” con otra tarjeta de una niña con igual nombre y apellidos, en Cali. Me dijeron que fuese a Cartago, donde la habían  expedido.

Antes de viajar, llamé. Me contestaron que la tarjeta  de Isabella se encontraba “vinculada” a otra. Decidí viajar a Cartago. Conversé con la señora registradora quien me dijo que escribiría a Bogotá y a Cali.

Luego de otros meses de espera, nada ocurrió. No obtuvieron respuesta de Cali o Bogotá. Nada. Cuando alguien me dijo que pusiera una tutela, no entendí. Me dijo que estaba seguro que con la tutela habría una respuesta.

Paso final. Una tutela interpuesta un viernes y al jueves siguiente, me llegó la respuesta de la Registraduría Nacional del Estado Civil:

“Don Manuel buenos días, de la manera más atenta me permito enviar en el archivo adjunto copia del oficio de correspondencia  de fecha 23 de agosto de 2016, mediante el cual se envió la Tarjeta de Identidad No. xxxxxxxxxxxxx  a nombre de la niña ISABELLA,  a la Registraduría Especial de Armenia (Quindío). Muchas gracias por su atención y buen día”. Atentamente, Oficina de Tutelas.

Así fue. Isabella recibió su tarjeta de identidad. La misma que había sido expedida en Cartago y luego rechazada.

Pero, lo interesante del caso es que en la firma y el sobre decía: Oficina de Tutelas.

¿Por qué debe existir una oficina de tutelas en las dependencias oficiales si quienes están allí deben cumplir con su deber?

¿Por qué tantos papeles si al final debe haber una tutela?

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