Por: Andres Felipe Zapata
Siempre lo hemos mencionado en esta sección de nuestro periódico. La proliferación de motocicletas y en ocasiones su uso indebido, son razones más que suficientes para pensar en el riesgo que esto trae tanto para quienes las conducen, como para todos aquellos que están a su alrededor.
Los hechos lo demuestran, ya que en los accidentes que se presentan a diario, de fijo tiene que haber como mínimo uno, en el que se vea involucrada una motocicleta. Sea por la imprudencia de quien la conduce, o por lo fácil que pierden el control y lógicamente lo fatales que se vuelven cuando esto sucede.
En la capital quindiana y en sí, en nuestro departamento en general, la cantidad de motos ha ido aumentando considerablemente en los últimos años. Es entendible, es un vehículo económico, al alcance de la gran mayoría de familias, útil, ágil y perfecto para el transporte, pero que no deja de ser de alta peligrosidad por las razones ya mencionadas.
Precisamente la facilidad en la adquisición de este tipo de vehículo, la poca exigencia en las pruebas de conducción y la irresponsabilidad de muchos al conducir, resultan siendo una combinación mortal. Resultados que serían posibles minimizar si a estos temas se les buscara una solución contundente.
El fatal accidente de la semana pasada, en donde un joven patrullero de la policía perdió la vida, debido a un fuerte choque en su motocicleta contra un vehículo particular ha sido tema de conversación en toda la ciudad debido a las impactantes imágenes y al polémico tema, que nuevamente vuelve a ser tenido en cuenta por parte de las autoridades, quienes se cuestionan sobre qué es lo que se debe hacer para prevenir nuevos y mortales accidentes de tránsito.
En realidad, el tema es inquietante, ya que por un lado este importantísimo medio de transporte no puede bajo ninguna circunstancia dejar de circular, pero por otro lado, no se puede permitir que los accidentes de tránsito en donde hayan motocicletas involucradas se vuelvan parte del paisaje, tan común y corriente como cualquier otro suceso del día a día y al paso que vamos es tal cual lo que va a suceder.
Es prioridad que como primera medida, en los centros de enseñanza se exija mayor profundidad con respecto al tema de la responsabilidad como conductores. Así mismo más normas y señales de tránsito que ayuden a establecer un orden a la hora de movilizarnos dentro de la zona urbana como rural.
Antes de cualquier medida que se tenga planeado ejecutar, lo más importante del tema es que todos seamos conscientes de los peligros que corremos desde el momento en que salimos de nuestras casas; sea como peatones o como conductores de cualquier tipo de vehículo. Creo que si cada uno optamos por comportarnos bien en nuestro rol, muy seguramente los accidentes de tránsito y en especial los fatales van a disminuir.
Esto, más que una denuncia, es un llamado a la prudencia. Pensemos en nuestras vidas y en las que podemos llegar a perjudicar en caso de una mala decisión tomada en un segundo.
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