A veces, pasa. Suceden hechos demasiado preocupantes. Creemos que estamos bien y que lograremos todo en poco tiempo. De repente, como por encanto, todo se vuelve en contra. Una gran nube gris nos cubre el horizonte. Todo se bloquea y no hallamos salida alguna.
No nos encontramos, todo empieza a ir mal, nuestras cuentas se hallan en rojo, todo como si se conspirara desde algún sitio, sin respuesta alguna a todas las preguntas que comienzan a invadirnos. ¿Por qué? ¿Qué pasa? ¿Qué hicimos mal?
Nos levantamos y el día lo vemos nublado, las citas fracasan, la labor sale mal, los trabajos realizados no están completos y corresponde volver a empezarlos.
A veces, cometemos errores, creemos que hemos fracasado, nos negamos salidas y solamente encontramos recibos, cuentas por pagar, anticipos qué hacer. No buscamos soluciones, ni pensamos en que hay salvavidas, cambios, nuevas experiencias, innovaciones. Solamente vemos que todo nos sale mal y que parece que el partido se perdió definitivamente, sin jugar un poco más, porque no encontramos caminos.
Nos desencantamos, nos desilusionamos, maldecimos, gritamos, porque creemos que todo está agotado, acabado. Ni siquiera disculpas hallamos para continuar con ánimo, gusto, deseo.
Un segundo aire, un segundo tiempo nos puede revivir. Si creemos en lo que hacemos, si procuramos salidas, hacemos cambios, corregimos las fallas, revisamos los errores y exploramos nuevos caminos, todo podrá mejorar.
Podremos salir airosos, sin temores a ganarle a la vida, al tiempo, a ver que el sol vuelve a salir, a preocuparnos por un mejor resultado. Debemos reflexionar sin asustarnos por lo que viene, sino cambiando metas, intentando acomodar otros modelos. Podemos hacerlo. Debemos arriesgar para salir adelante. Debemos innovar, aprovechar las crisis para buscar remedios. No quedarnos estáticos esperando que lleguen momentos más difíciles.
Por ello, nada mejor que leer lo siguiente:
Cuando vayan mal las cosas…
Cuando vayan mal las cosas como a veces suele ir, cuando ofrezca tu camino solo, cuestas, que subir. Cuando tengas poco haber pero mucho que pagar y precises sonreír aun teniendo que llorar, cuando el dolor te agobie y no puedas ya sufrir, descansar acaso debas, pero nunca desistir.
Tras las sombras de las dudas ya planteadas, ya sombrías, puede bien surgir el triunfo, no el fracaso que temías. Y no es dable a tu ignorancia, figurarte cuan cercano, puede estar el bien que anhelas y que juzgas tan lejano…
Lucha pues, aunque tengas que sufrir, cuando todo esté peor, más debemos insistir ¡pero nunca desistir! (Rudyard Kipling)
Créelo o no, la vida puede ser como un primer tiempo muy malo. Te desencantas, te desilusionas y no encuentras salidas a tus problemas. Llegas a maldecir, gritar, sin reflexionar. Pero en la vida, puede haber un segundo tiempo que no encontramos si no reflexionamos buscando lo mejor, cambiando metas, intentando otros modelos. Lucha, inventa, innova. La vida es maravillosa. Uno mismo triunfa o uno mismo fracasa.
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