A través de nuestra trayectoria como periodista deportivo en nuestros inicios, la vida y las circunstancias nos permitió participar en muchas carreras del ciclismo regional y nacional en las décadas del 70, 80 e inclusive 90, por eso formamos parte de esa legión de colombianos y comunicadores que siempre soñamos con ver a un compatriota subir al pódium como campeón del Tour de Francia, logro que obtuvo el domingo Egan Bernal, hoy disfrutamos de este título, razón por la cual queremos con esta nota de EFE resaltar el apoteósico triunfo del joven zipaquireño.
El camino que llevó al ciclista colombiano Egan Bernal a ganar el Tour de Francia empezó en Zipaquirá, una pequeña ciudad colombiana conocida por su Catedral de Sal, en donde sus inicios estuvieron llenos de esfuerzo y dificultades, como explicaron algunos de sus familiares.
«El papá lo llevaba a la vía del Alto del Vino, pero pequeñito, tendría unos cinco o seis años. Es muy duro, muy duro», dijo entre lágrimas Álvaro Julio Bernal, su abuelo, que acudió al parque La Esperanza junto con otros de sus familiares para presenciar la victoria de su nieto.
El abuelo recordó que, cuando Egan era pequeño, salía a las cinco de la mañana de su casa para ir a entrenar junto a su padre y regresaba antes de las ocho de la mañana, que era cuando el nuevo campeón del Tour entraba al colegio.
«No sé cómo haría para hacer sus tareas porque volvía a la casa y otra vez se iba a entrenar con el papá. Fue muy duro», señaló sobre esa época.
Karen Bernal, prima de Egan, se crió con él y también conoce a la perfección cómo fueron los inicios del ahora campeón.
«Es un orgullo tenerlo a él, ver que cumplió con lo que soñaba desde muy pequeño», sostuvo, y agregó que «toda la vida soñó con ser un ciclista y en este momento lo está logrando. Es un orgullo también para Zipaquirá que represente a nuestra ciudad en Europa».
Tan duros fueron esos inicios que, en uno de esos agotadores entrenamientos, Bernal «botó la bicicleta y dijo que no quería saber más de ella».
«No sé dónde fue, pero botó la bicicleta y dijo que no quería saber más, pero al otro día, dio otra vuelta», reconoció su abuelo con voz entrecortada por la emoción.
Este domingo 28 de julio de 2019, el día en que Egan Bernal se coronó campeón del Tour de Francia, las montañas que rodean Zipaquirá amanecieron cubiertas por la niebla de la sabana bogotana.
En esos mismos riscos fue donde Egan empezó haciendo ciclismo de montaña.
«Esos fueron sus inicios. Así siguió y mira en dónde estamos», sostuvo el abuelo, que siguió casi como un ciclista más la penúltima etapa del Tour, en la que su nieto consolidó el gran triunfo.
«Estaba sentado y parecía que estaba pedaleando, se me salía el corazón», dijo.
Para su abuela adoptiva, Teresa Silva, esta victoria debe ser un ejemplo no solo para los jóvenes colombianos sino para todos los del mundo.
«Pasamos por momentos difíciles aquí en Colombia, pero son triunfos muy lindos no solamente para Egan sino para todos los compañeros de trabajo», afirmó Silva en declaraciones a Efe.
Para ella, lo hecho por su nieto también es importante para que el mundo «no vea solo la cara fea de Colombia, sino que vean lo bello que tiene el país».
Su prima también se deshizo en elogios hacia el campeón del Tour: «Siempre ha sido muy respetuoso, cariñoso, siempre ha sido una persona intachable en todos los sentidos de la palabra. Crecer con él fue muy genial», añadió Karen Bernal.
Los familiares de Egan esperan que su victoria en el Tour de Francia repercuta de manera positiva en el municipio de Zipaquirá y ya preparan un recibimiento con honores para el campeón.
Aunque, como dijo Karen, «siempre fue el campeón de nuestra familia».
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