Un honor contar en nuestro equipo de colaboradores con el abogado-periodista y crítico caldense William Calderón Zuluaga, fundador-director de la leída columna La Barca de Calderón.
Aleccionador proceso constitucional en Chile
Ay del Partido Conservador Colombiano
Por:William Calderon Z.
Lo acontecido en Chile, en donde por la vía de la violencia callejera, el terrorismo de la primera línea, la quema de iglesias católicas, la toma permanente de la Plaza Roma y la debilidad de Sebastián Piñera, lanzaron al país austral a una refundación que no era otra cosa que la destrucción de la unidad de la patria de O’ Higgins, una suma de obligaciones a cargo del Estado sin ningún deber obligatorio por parte de los ciudadanos y privilegios para una minoría ancestral y los colectivos en que la izquierda ha segmentado la sociedad… Los propósitos disolventes se fueron al traste porque las mayorías chilenas se hicieron sentir con el voto, recibiendo Boric y sus áulicos una derrota contundente en las urnas que imposibilitó que allí se llevaran a cabo las más absurdas, torpes, descabelladas reformas de la extrema izquierda.
El caos
En 2019, avasallaron los comunistas y sus compinches creando el caos en Santiago, Valparaíso y Antofagasta. Quemaban, mataban, querían desaparecer al ejército de Chile. Primaron la derecha y el centro en unas elecciones en donde sí respetaron el rechazo, distinto a lo ocurrido en Colombia con el ‘No’, cuando olímpicamente hicieron oídos sordos al clamor del constituyente primario.
¡Ay del Partido Conservador!
El otrora glorioso Partido Conservador Colombiano que ha contribuido al progreso, el desarrollo, el mejoramiento social y económico del país, desde hace varios años está en crisis. Con la muerte de Misael Pastrana Borrero y el asesinato de Álvaro Gómez Hurtado, se quedó sin un líder nacional y peor aún, sin un mensaje para atraer nuevos votantes, volviéndose un aparato hueco de estructuras regionales, de politiqueros a sueldo del gobierno de turno.
Los ninguneados
Cuando se han escogido candidatos presidenciales los dejan tirados, como le sucedió a Juan Camilo Restrepo Salazar, Nohemí Sanín y David Barguil. Igual ha pasado en elecciones regionales en donde el conservatismo lanza candidatos a las alcaldías y gobernaciones, quienes se quedan solo con las deudas de la campaña.
Los mismos con las mismas
Cuando se pretendía que el Partido Conservador apoyara la reelección de Santos, los mismos de ahora, encabezados por el más funesto de sus dirigentes, a quien en la costa atlántica llaman el ‘Fincho’, no pudieron imponer esa candidatura a la Convención Nacional, reunida en el Centro de Convenciones Gonzalo Jiménez de Quesada de Bogotá y tuvieron que salir Cepeda, Gerlein, Hernán Andrade, Telésforo, entre otros, por la cocina de ese recinto, dado el rechazo que Santos y ellos les producían a los convencionistas. Venció Martha Lucía Ramírez, quien por poco pasa a la segunda vuelta.
Se tomaron el partido
Ayudados por Mauricio Cárdenas, Ministro de Hacienda, el ‘Fincho’ Cepeda y sus secuaces, quienes siempre tienen asiento en las comisiones tercera y cuarta del senado y de la cámara, con los cupos indicativos, la contratación pública a través de Coldeportes y del Ministerio de Agricultura, ocuparon el Directorio Nacional Conservador e hicieron hundir, por no aprobar las leyes de fast track de Juan Manuel Santos, a distinguidos congresistas de la colectividad como José Darío Salazar, Mauricio Delgado y Juan Manuel Corzo, entre otros.
La desintegración el círculo vicioso y lo increíble…
Entonces llegó la desintegración de la colectividad en varias regiones del país porque los candidatos locales no podían competir con quienes tienen poco en los departamentos de donde son oriundos pero sí mucha plata para enganchar a concejales y diputados, creándose un círculo vicioso de “hoy me eligen a mí, y mañana con esta platica se eligen ustedes”. Increíblemente, el conservatismo no tiene representación en el Huila, otrora bastión de la colectividad que aun en la época de la república liberal tenía mayoría. Tampoco en el Cauca, en el Valle del Cauca, registrando más de 100 mil votos por el conservatismo, ni en el Quindío; en Risaralda se perdió la cámara…
La casa de la soledad — el patio de atrás y el albergue de costeños
Por decir algunas cosas, solamente…
La casa de la Soledad donde funciona la sede del conservatismo, parece un albergue de costeños colocados estratégicamente por el ‘Fincho’ en la secretaría general, en la dirección administrativa y cuidando el patio de atrás… Manejan desde allí los recursos que el Estado le entrega al Partido Conservador y las ayudas de la Fundación Konrad Adenauer… Viajan por el mundo entero a foros, capacitaciones. En definitiva, estas mentes equidistantes como diría Laureano Gómez, se quedaron con la sede, con la bandera azul, con la potestad de dar y negar avales, pero no con la pura doctrina. Sería ella, la pura doctrina, demasiado para sus mentes estrechas y sus bolsillos ansiosos.
Vergüenza
Carlos Trujillo, a quien el doctor Julio César Ortiz salvó de la pérdida de investidura cuando era concejal de Itagüí, en conjunto con quienes recibieron las rodilleras y los reclinatorios de este colectivo, deberían explicar por qué es lo mismo votar conservador que comunista y se hacen responsables ante el país y la historia, de haber contribuido, traicionando la tradición, la ética y los principios cristianos de la colectividad a la destrucción del empleo, el decrecimiento económico, de los primeros pasos hacia el desabastecimiento de petróleo y gas, al establecimiento de santuarios impenetrables por el glorioso ejército de Colombia en las zonas cocaleras y por sobre todo, por dejar, sin chistar, que impere la violencia y no la ley contra las vías de hecho, como dice nuestro himno.
Asco moral
Andrés Pastrana habló de una alianza corrupta. Si viviera Ramírez Moreno, diría que el conservatismo al declararse gobierno junto al comunismo, es la muestra elocuente de la averiada moral de los políticos. Alzate Avendaño diría que este hecho le produce un incoercible asco moral. Y volvemos a la época del oro puro y la escoria. Unos principios inalterables fueron entregados por la figura de Guillermo Reyes en el Ministerio de Infraestructura y otros tres cargos del primer nivel y ciento cincuenta en todo el gobierno central, como lo dijo Juan Carlos Echeverry, es darle la espalda no solo a los electores del partido, sino a 50 millones de colombianos.
Anécdota
Poco antes de morir, en su lecho de enfermo, tras recorrer todos los rincones del país en un bus, ya mayor, el doctor Mariano Ospina Pérez, dijo: “la salud de la patria es lo que cuenta. La veo amenazada por fuerzas oscuras del ateísmo marxista, y por eso no dudé un momento, en salir a las plazas y a los campos para mover la conciencia de mis conciudadanos, para que contribuyan todos a salvarla”. Diciendo esto, el doctor Ospina Pérez exhaló su último aliento. Trujillo entregó las banderas por Guillermo Reyes. ¿Tanto vale?
¡Convención ya! ¡Abierta!
Y mis parabienes para Mauricio Giraldo y Luis Miguel López, quienes se opusieron al regalo de 42 votos del Congreso para hacerle bulto al petrismo, a la Unión Patriótica, al Partido Comunista Colombiano y a todos los borregos que los siguen.
EL BARQUERO
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