En tema tan delicado se debe actuar con la mayor transparencia para enviar un mensaje de credibilidad a la sociedad que observa perpleja como en ciertas aéreas del territorio nacional es tierra de nadie, los enfrentamientos con los grupos insurgentes se dan casi a diario, los desplazamientos continúan sin solución gubernamental, los cuestionamientos del Fiscal General a lo que se ha denominado ley de sometiendo radicada con bombos y platillos ante el Congreso, por considerar que se abre una puerta a la impunidad, fuera de los problemas de inseguridad y de orden público en los grandes centros urbanos, nos hace concluir, que desde los albores de la independencia, la historia de Colombia se desenvuelve en medio de vicisitudes, con altibajos sociales, con enfrentamientos y discordias intestinas que han despilfarrado la riqueza y quebrantado nuestras instituciones.
SEAMOS CLAROS, es indudable que hay necesidad de fortalecer los partidos, de renovarlos, de reestructurarlos, que sean los voceros del sentir social, camino que ha retomado la corriente liberal en estas discusiones de las reformas que se debaten en la actualidad, como partido de corte social, siendo esa su prioridad ideológica, esperando su militancia se actúe con criterio de patria, en reformas de tanta connotación que tienen que ver con la salud, el trabajo y las pensiones.
Así las cosas, le corresponde al Estado colombiano a través de sus organismos competentes, vigilar que las campañas para las elecciones de octubre no estén mediatizadas por el poder del dinero como de poderosos grupos que a lo largo de los años han impuesto su dominio, hasta el extremo de aplicar la ley del terror, impidiendo la expresión popular, hechos que han sucedido en el pasado y ojalá no se repitan en el futuro.
Es la propia sociedad la que decide su futuro, sin injerencias indebidas, desde grupos de presión, como del estamento oficial, de allí la inmensa responsabilidad de los partidos, de lo queda de los mismos, de avalar candidatos de trayectoria política, social, académica y de absoluta transparencia, si se quiere defender la democracia, hoy amenazada por unos negociantes de la política que aprovechando un alicaído Consejo Nacional Electoral lograron obtener personerías jurídicas para unos movimientos que les permitirá avalar sus candidatos de bolsillo y obtener los beneficios electorales que otorga la ley.
Lo expresado, guarda relación con la búsqueda de la paz, como política de estado y no al vaivén de las emociones y ciclo temperamental del gobernante de turno.
ADENDA: Por los fueros del estado de derecho y su respeto por quienes habitamos este territorio se pronuncia la Corte Constitucional al refrendar bajo jurisprudencia su sentencia que ordena la restitución inmediata de la tauromaquia a la plaza de toros la Santa María de Bogotá, al negar un recurso de los que llamamos dilatorios interpuesto por la alcaldía de Bogotá, donde su cabeza ha demostrado ser acérrima enemiga de la corridas de toros, demostrando una parcialidad oficial en tema tan sensible que toca con el derecho de una minoría atropellada por unos novicios animalistas.
Ahora bien, recordarles a los Concejos municipales que no tienen competencia para modificar eliminar tercios o componentes de la fiesta brava. Cada loro en su estaca.
La frase ministerial de la semana…… “si fuera indígena ya habría incendiado el país“. Sin comentarios.
*Ex magistrado
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