La noche del 25 de enero llegó muy temprano. Después de la réplica, a las 5 y pico de la tarde, todo era oscuridad y la polvareda se había extendido por toda la ciudad. A las 8 de la noche, después de haber permanecido en casa escuchando el llanto de mis hermanas, decidí salir hacia la improvisada morgue en la Universidad del Quindío.
Una señora suplicaba, imploraba que la dejaran entrar. Yo entreabrí la puerta y miré hacia adentro. Tenían los cuerpos en fila y los médicos no daban abasto. El hombrecito a mi lado gritaba: “Ciento cincuenta por el ataúd”. Yo le grité enojado: “¡lárguese ya, fuera de aquí, estúpido!” Le pegué una patada al ataúd, llamé a un policía que se había ubicado cerca y le dije que sacara a ese desvergonzado de allí. No me hizo caso.
Subí para cerciorarme de que había gente ayudando, pero me encontré con algunos personajes ofreciendo ataúdes. Tenían unos 10 de ellos en fila y gritaban: “¡dos millones por ataúd!” “¡Lo fiamos!” Me enardecí y les grité: Mercenarios de la muerte, ¡lárguense de aquí! En ese momento, se me vinieron las lágrimas. No podía resistir tanta tristeza unida a vendedores en momento inoportuno. Una reportera de un canal de televisión se me acercó y me preguntó qué pasaba. Recuerdo que tomé el micrófono y pedí a gritos a todo el mundo que por favor, regalaran ataúdes que los muertos eran más de mil y que unos miserables querían hacer negocio con base en el terremoto.
Hoy, 15 años después, ha habido recuperación, pero falta mucho. Sigo creyendo que la reconstrucción no ha llegado todavía como debe ser. Hay sectores donde se manifiesta la falta de labor durante estos 15 años. El sector del parque Uribe permanece casi igual.
Hoy, 15 años después, no hay empleo, no hay empresas, no hay industria. Hay muchos niños y jóvenes sin futuro. Sin estudio. Hay muchas personas buscando trabajo, pero no encuentran. Es la ciudad con más desempleo en Colombia. Hay promesas….
Hoy, 15 años después, Armenia está plagada de avisos, afiches, vallas de personajes sonrientes que siguen prometiendo cambios, empleo, nueva vida. Los he visto muchas veces. Siguen con el mismo discurso y nada pasará.
Hoy, 15 años después, jóvenes con camisetas de diferentes colores, anunciando la llegada del mesías. Les prometieron “algo” para después de elecciones.
Hoy, 15 años después, me pregunto: ¿Qué pasó con el FOREC? ¿Cuánto dinero llegó de países amigos? ¿Cuáles fueron los países que más aportaron? ¿Qué países hicieron donaciones en especie? ¿Quiénes obsequiaron elementos y dónde están?
En Armenia hubo un terremoto, pero reconstruyeron Pereira.
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