El partido Liga Gobernantes Anticorrupción, fue el último refugio que encontró Carlos Mario Marín para obtener el aval a su aspiración a la Cámara de Representantes, en la coalición ALMA (Alianza por la Libertad, la Moral y la Acción). LIGA, es la herencia que dejó Rodolfo Hernández y su domicilio es la ciudad de Bucaramanga, algo que podría explicar el desconocimiento del prontuario de Carlos Mario, y la pestilente estela que dejó en Manizales en su paso por la alcaldía. Porque mientras los partidos tradicionales que lo conocen le cerraron las puertas en sus narices, y lo sacaron a empellones cuando trató de allanarlos con sus mentiras y payasadas, al final encontró un movimiento lejano que lo avalara.

LIGA, cuyos principios se basan supuestamente en “No robar – No mentir – No traicionar – Cero impunidad”, termina amparando a un prototipo de antivalores como Carlos Mario, que supo demostrar cómo el imperio del cinismo y la corrupción pueden destruir una ciudad. En su administración el robo fue la constante; la mentira su estandarte; la traición al pueblo su principal característica; y la impunidad su guardiana. Y cuando uno ve lo que pregonan el partido y la coalición que lo amparan, no puede menos que pensar en la contradicción que representa, y en el riesgo que corremos por el mercantilismo político. ¡Sería un buen chiste, si no fuera tan peligroso!

¿Qué negocio puede haber entonces en la concesión de un aval a alguien tan impresentable y corrupto? ¿Puede un partido serio tolerar tanta impudicia, cuando lo que pregona es precisamente lo contrario? ¿Acaso no sabe el movimiento que este individuo está acusado de prevaricato por acción a título de dolo, y el juicio oral, que esperamos no se dilate más, está programado para el mes de marzo de 2026, en medio del proceso electoral? Se respeta la presunción de inocencia, y el derecho a participar en la contienda; pero el elector también tiene el derecho a repudiar a sus victimarios en las urnas. Porque presentar a Carlos Mario como candidato de la moral y la anticorrupción, es como poner a Garavito de candidato de la antipedofilia. ¡Una insultante paradoja!

Pero, hay algo que extraña aún más: la coalición con Cambio Radical. Porque este es un partido político de buena tradición; y que se haya prestado para aliarse con un individuo de esta laya, genera suspicacias y recelos que pueden marcar un triste final para ese movimiento en Caldas. Porque a Cambio Radical sí le consta la desgracia que representó Carlos Mario para la política manizaleña; y también le consta cómo se deterioró la ciudad, y cómo gran parte del presupuesto fue a parar a bolsillos de una mafia que se apoderó de Manizales. ¿O acaso el fin (obtener el umbral), justifica los medios (aliarse con bandidos reconocidos)?

Es triste, pero la pérdida de valores en Colombia está llevando a que los corruptos se sientan cada vez con mayor derecho a gobernarnos. ¡Y ante nuestra indolencia, lo están logrando!

Por EL EJE