Por: Nelson Sabogal Vásquez
Repasar la historia, de suyo, es peligroso, se corren demasiados riesgos, que bajo la lupa de quienes son expertos en estas lides, pueden arrojar resultados lastimosos o por el contrario fenómenos no conocidos y posibilidades que nunca se habían auscultado.
¿Quién ganó?, ¿quién perdió?, primera pregunta, respuesta espontánea, los supuestos malos administradores, los que como dijeron los españoles a los moros en España “No supieron defender como hombres, lo que les quitaron, como si la defensa hubiese estado en mano de mujeres”, concepto que será bastante discutible, si quien o quienes analizan, saben del valor de las mujeres, de la calidad infinita de una fémina, en defensa de sus hijos, o de quienes conocen regiones en donde las supuestas del sexo débil, son más fuertes que los machos de sus clanes y porque por estas calendas, las mujeres, están habilitadas para competir en todo los terrenos, su pertenencia, su tierra, su terruño, su familia, su unidad familiar, su amor por todo lo que aman y quieren hacer respetar.
¿Quién ganó?, es indudablemente más dificultosa la respuesta , porque , en la supuesta lista, aparecen toda cantidad de posibles e imposibles, todas las actitudes y colores, los sueños de quienes manejan, caminos de ayer o sendas del futuro y al decir de los “filósofos” de nuevo cuño, todo absolutamente todo es inmensamente respetable.
¿Quién gana?, ¿quién pierde?, decirlo así de manera desparpajada, es faltar a la democracia, mejor a la supuesta DEMOCRACIA nuestra, como diría cualquier izquierdoso pensador de la gleba, a la que con tanto respeto, se refería el “caudillo del pueblo” en sus sábados del teatro Bolívar de la capital de nuestro país.
¿Quién ganó?, ¿quién perdió?, hermosa manera de revisar, la vida, la existencia, los sueños, los valores, la honradez, la verraquera y la hombría de una raza, que antaño fue poderosa e inmensamente respetable.
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