El enésimo paro del magisterio tiene su origen en el incumplimiento del anterior gobierno y en las promesas aplazadas de la actual Ministra de Educación María Fernanda Campo.
334 mil maestros iniciaron el cese para reclamar conquistas laborales y más recursos para atender las necesidades del sector en todo el país, capacitaciones incluidas para mejorar la calidad de la docencia.
Los directivos las organizaciones sindicales que rodean la educación insisten en que las evaluaciones deben ser correctivas y no sancionatorias como ocurre en varios departamentos; consideran que las pruebas no son lo suficientemente técnicas para determinar las condiciones de un profesor.
El hacinamiento en las aulas, aunque algunas están con promedios por debajo de las expectativas; el ascenso en el escalafón; revisión salarial y la pésima atención en el sistema de salud, son algunas de las permanente denuncias de los Educadores Unidos de Caldas, Educal.
En Caldas, 8 mil docentes dejan de asistir a clases para 200 mil alumnos. Para dejar claro cuál es la real situación laboral del sector educativo, el presidente de Educal, Wilson García Quiceno reitera que “la educación no la pueden seguir manejando como una mercancía, sino como un derecho fundamental consagrado en la constitución”.
Y aunque el candidato a la presidencia, Enrique Peñaloza califica el movimiento como político en vísperas de las elecciones, el magisterio reitera que las peticiones y los reclamos son justos y llevan mucho tiempo tratando de ser escuchados con soluciones concretas de parte de los gobiernos de turno.
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