En estos tres años y cuatro meses, por la Secretaría de Cultura del departamento han pasado cinco secretarios, cinco directores, cuatro jefes de Patrimonio. Esta Secretaría ha estado en cuatro lugares distintos. A como muchos procesos, la tarea es de todos, aun hay tiempo de recuperar la cultura en el departamento. Este es el llamado.
Por Alber Deylan
Manifiesto que culturalmente nunca antes había visto una realidad tan triste, el Quindío ha bajado de manera ostensible y no es porque los artistas se hayan perdido, por el contrario, cada día surgen nuevas propuestas en diversas manifestaciones. El problema radica en el manejo que se le ha dado a estas oficinas destinadas a fortalecer procesos o proyectos de los creadores o de la lúdica en general, pero también radica en el silencio del mismo sector, quien a la postre es el afectado.
Y ¿Porqué a pocos meses de terminar esta administración departamental no hay un proceso, obra o trabajo para mostrar?. No está bien que en tres años y cuatro meses, por esta secretaría hayan pasado cuatro secretarios, Veamos: El primero fue Julio Ernesto Gómez Ospina, quien renunció seis meses después para dar paso a Ramiro Orozco Duque; luego dio paso a Luis Fernando Echeverri; éste es destituido y vuelve el señor Ramiro Orozco, el que estará hasta finalizar el primer semestre del presente año. Quién llegará a terminar como secretario? Aun no se sabe. Cada uno de ellos, excelentes personas, pero, por muchas ideas que hayan tenido no se les puede exigir más, por la no continuidad.
En esta secretaría existe además un cargo que se ha caracterizado más por el cambio de funcionarios que por su trabajo; se llama Coordinador de Cultura; la primera funcionaria fue una señora de nombre Carmen Emilia Castrillón, allí estuvo cerca de dos años; luego nombraron a un señor Aristides que por su poca presencia en la oficina, ni el apellido es recordado, dos meses después dio paso a Amanda Tangarife, luego a Sandra Jaramillo y desde finales del año pasado a Dora Rocío Gómez, para un total de cinco funcionarios en ese cargo.
La oficina de Patrimonio tampoco ha sido ajeno a esos cambios; el primero fue Luis Fernando Echeverri, después Lina María Ramírez (q.e.p.d), luego Paula Andrea González y ahora Ana Paula Zuleta. En este cargo también estuvo Jesús Ernesto García (q.e.p.d)
Estos cambios de funcionarios cada cuatro o cinco meses, hacen que no se tenga una visión clara sobre el panorama cultural del departamento; a lo anterior le sumamos la cantidad de contratistas que allí se tienen donde el espacio es pequeño para acomodar tanto personal: Un coordinador de fortalecimiento a la cultura, uno para Cultura Ciudadana, otro para el Sistema de Información Cultural, otro para Paisaje Cultural Cafetero, y seguimos sumando; uno para Artes, otro que atiende a población Afro e Indígenas, otro destinado a discapacidad, otro de Radios Ciudadanas, uno de Bibliotecas, otro para Sistema de Cultura, otro para música; fuera los abogados o abogadas, los ingenieros de Sistemas, Secretaría y cargos por doquier para un departamento tan pequeño que culturalmente y desde el ente estatal no hay nada para mostrar a nivel regional, mucho menos nacional.
No me opongo a que en la Secretaría de Cultura del departamento tenga 20, 30, 40 funcionarios o más, siempre y cuando se vea un impacto en cada uno de los cargos, que se sienta la presencia y el cambio en los municipios, pero si miramos una realidad, los cordilleranos por ejemplo son muertos en proyectos, aquí debería jugar papel la Secretaría en la ayuda de formulación de proyectos, no hay un programa que una los 12 municipios, de manera tenue lo hace el programa de Bibliotecas y música, porque son programas nacionales desde el Ministerio de Cultura.
Manifiesto en esta nota que es un personal muy numeroso para administrar 1600 milloncitos de pesos al año, de ellos, 400 millones para proyectos de Concertación departamental, 450 millones que le entregan a la Banda de músicos, 150 millones para concertación nacional, 300 millones en actividades varias y se espera que por fin aprueben los famosos 100 millones para estímulos, ya que desde el año pasado lo vienen estudiando y aun no terminan.
Esta oficina debe velar por la cultura en el departamento, que convoque, incentive, motive, proponga un Quindío más cultural, sin exclusión alguna a como sucede con las personas naturales que para la convocatoria de este año no pueden participar en la presentación de sus proyectos, simplemente porque no tienen una Fundación o Asociación. Esto se llama exclusión.
El sector cultural se quedó esperando el famoso Teatro y la Biblioteca Departamental, se perdió la Sala Roberto Henao Buriticá así como el Mural ‘El Génesis del Quindío’ ubicado en el Hall, allí, de manera contradictoria se encuentran oficinas de la Secretaría de Educación obstaculizando la visibilidad de esta obra que habla de la identidad local. Se pierde de manera acelerada ese interés por la Declaratoria del Paisaje Cultural Cafetero, donde justamente los artistas deberían jugar papel importante. No hay un Consejo Departamental de Cultura que en verdad sea el órgano representativo del sector; se perdieron las famosas áreas artísticas y de las siete que existían, si funcionan dos, son muchas.
Pero en esta realidad cultural, hay obras de impacto que se ven, todo no es negativo y hay que sacar a relucir la reestructuración de las Casas de Cultura de 10 municipios del departamento; esto gracias a la ola invernal de los años 2010 y 2011, cuando el Gobierno Nacional decretó la emergencia y gracias a la donación de los colombianos se creó el fondo de ‘Colombia Humanitaria’ de los cuales y a través del programa ‘Espacios de Vida’, el Ministerio de Cultura invirtió 60 mil millones de pesos en el Quindío, cifra nunca antes recibida de la cartera ministerial a este departamento. A estas obras se le abona la dotación que la actual administración departamental realizó con la dotación de vestuarios, instrumentos e implementos para dichas casas de Cultura.
No estoy en contra de ningún funcionario o contratista de la Secretaría de Cultura, mucho menos de la Gobernadora Sandra Paola Hurtado. En cuanto a los que laboran en la oficina de Cultura, algunos son amigos, otros en su mayoría no los conozco y no sé cuál es su experiencia en el tema cultural. Mi invitación es que miren al departamento desde otro ángulo porque la realidad es otra y no, la que nos imaginamos desde una silla y un escritorio. Gobernadora, aun hay tiempo de salvar culturalmente al Quindío, usted viene del sector y sabe que falta una mirada firme….. sin desvío alguno.
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