Por: José Octavio Marín Naranjo
El peligro es inminente, Uribe Vélez se armó para tigre con un solo objetivo, derrotar al presidente Juan Manuel Santos y cobrarle su “traición”. El expresidente es viceral, es de odios, rencores y apasionamientos exagerados. Pero en medio de todo ese mar de venganzas que introduce en sus intervenciones, arrasa multitudes y sacude el cañaveral. Adoctrina bien su rebaño y hace factible el proyecto que emprenda. La historia dirá que Uribe Vélez es hoy el último de los grandes líderes de este país, único de evadir la justicia, pese a tener a cuestas un sinnúmero de cuestionamientos por sus supuestos vínculos con el paramilitarismo, más de la mitad de quienes fueron sus asesores presidenciales en sus dos mandatos están en cárceles del país, condenados, judicializados, con procesos pendientes y otros huyendo de la justicia, incluyendo a sus edecanes, uno de ellos extraditado a los Estados Unidos, el general Santoyo. Excongresistas que pagaron sus condenas y otros aún inmersos en conflictos judiciales. Sus supuestas alianzas con organizaciones de dudosa procedencia aún no han sido plenamente identificadas, razón por la cual se mueve como pez en el agua, es intocable, insuperable.
Su objetivo
Es conseguir en definitiva las mayorías en el congreso. Sus cuentas hablan de cuatro millones de votos, una poderosa cifra que lo dejaría con el control casi que absoluto del senado colombiano. En las cuentas alegres hay quienes dicen que Uribe Vélez estaría por encima de los 35 senadores, otros estiman lo contrario, que llegaría a 25 o 30, lo cierto del caso es que las matemáticas no fallan y en las cuentas a cuatro meses y unos días de las elecciones, Uribe Vélez sigue despertando pasiones y odios en todo el país.
La U, los conservadores, liberales y aún el Polo y el partido Verde, verán menguadas el caudal de votantes. La alarma es general en estas colectividades que buscan estrategias para evitar el colapso en las urnas.
Definitivamente el poder de imponer pánico, le da resultados a Uribe Vélez, pues habla con absoluta seguridad, en sus expresiones esta marcado y definido el derrotero trazado para barrer en estos comicios próximos, su triunfo se saborea en todos los rincones donde el uribismo tiene sus seguidores. Por esa razón el debate electoral, crece, aumenta en tensión y expectativa, pues ahora con candidato presidencial a bordo, bueno, regular o malo, el contenido de Centro Democrático sigue creciendo, a lo mejor podría ser como la espuma, la misma que arropó a Antanas Mockus cuando ofició como candidato presidencial hace cuatro años y se evaporó a menos de un mes de las elecciones, lo que le permitió el gigantesco triunfo al actual presidente Juan Manuel Santos.
Por el Quindío
Lamentablemente Uribe Vélez no miró con buenos ojos al Quindío, sus asesores tampoco lo hicieron mirar a su “pedacito de cielo”, pues no tuvo en cuenta al departamento para incluir un ciudadano probo en su lista al senado. Ni en los cincuenta lugares. Uribe se desentendió del Quindío, un error, pues aquí tuvo en su momento uno de sus grandes fortines políticos.
Le queda a Garay, Domínguez y Hurtado mostrar la casta para impulsar la lista a la cámara baja, dura, bien dura, por los tres aspirantes.
Y a su vez le queda a las demás colectividades diseñar e implementar las suficientes estrategias para contra restar el fenómeno Uribe Vélez.
Sera entonces una campaña agitada, movida, donde saltarán cuestionamientos y juzgamientos sobre la vida y obra del controvertido expresidente.
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