Aterra la mediocridad del Deportes Quindío, es un equipito que da contentillo, a veces si, a veces no, diera la impresión que los jugadores no saben ni donde están parados y el alto compromiso que tienen con la ciudad y el departamento. Ganaron de local y elevaron un poco la confianza sobre una probable recuperación, pero llega el miércoles a Bogotá y Millonarios le empaca dos goles y los despacha nuevamente con la cola entre las piernas y eso que en Armenia se decía sobre una goleada inmisericorde que le podía propinar el equipo capitalino, al final fueron dos, suficientes para mantener la crisis del onceno cafetero.
A estas alturas del campeonato las esperanzas se diluyen. Quien escribe mantuvo la fe en el equipo, siempre he dicho que la plantilla me gusta, pero en definitiva falto el timonel, el orientador, la persona que reorganizará la sala de la casa para que el interior fuera mejor, y no fue así, hoy el club, sigue dando tumbos y cada día de mal en peor, lo salva que su rival de turno en el descenso, el Cúcuta Deportivo anda igual o tal vez peor, restando el resultado de la noche anterior para el equipo de la frontera.
La esperanza de ver al Deportes Quindío manteniendo la condición de equipo en primera línea, se va diluyendo, cada día más marca su destino al fondo que lo conduce directo al descenso, solo lo salva que gane los partidos que tiene al frente, que no pierda, que se aleje del Cúcuta y del Huila, pero será una labor titánica, complicada, más no imposible. Soñar no cuesta nada y personalmente sigo soñando tengo la esperanza que el Deportes Quindío se salvará de ir al temible descenso.