· Mitos y realidades sobre el consumo de azúcar en Halloween.
· Preocupaciones de las mamás y recomendaciones de los médicos.
· Estudios científicos comprueban que estamos atraídos al dulce, por naturaleza.
Halloween es una época que además de significar disfraz viene con dulce. Las mamás se preocupan por los estómagos y dientes de sus hijos. Más allá de la preocupación existen patentes que comprueban que “un dulce al año no hace daño”. Pero, ¿Por qué los niños se sienten tan atraídos por el dulce? :la respuesta se encuentra en nuestros genes, Adam Drewnowski, Director del Centro de Obesidad de la Universidad de Washington destaca que diferentes estudios realizados con niños comprobaron que, según sus expresiones faciales, preferían sabores dulces, mientras que rechazaban los amargos.
Las investigaciones además señalan, que históricamente el sabor dulce se asocia con comidas seguras, mientras que los sabores amargos se relacionan con comidas tóxicas. Asimismo, nuestros antepasados solo podían distinguir entre un alimento y un veneno dependiendo de si este era dulce o amargo y así se acostumbraron a preferir los alimentos de sabor dulce. La nutricionista Consuelo Pardo comenta: “Al igual que todos los alimentos, el azúcar tiene un papel en la dieta y, consumiéndolo dentro de los límites adecuados, puede formar parte de una alimentación equilibrada. Debemos recordar que no hay alimentos buenos o malos, solo dietas mal balanceadas”.
Para las personas que consumen en su vida diaria grandes cantidades de dulce existen los productos o alimentos en su versión light contienen por lo general edulcorantes no calóricos, es decir el sabor es el mismo pero gracias a estos, el alimento no aporta caloría, así que ese postre o dulce no representa ninguna caloría o muy pocas al total consumido en el día. Un beneficio adicional es que al final de la noche de brujas usted se sentirá más alegre dado que el dulce libera hormonas que le ayudan con ese fin. El azúcar provoca alegría tanto en grandes como pequeños, la nutricionista Raquel Tejada afirma que el consumo moderado de dulce ayuda a el optimismo y autoestima de los niños, lo que fomenta la energía y el carácter desde temprana edad.
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