Para nadie es un secreto que las entidades públicas se han convertido en un completo martirio para nosotros los “ciudadanos de a pie”, cuando de hacer alguna diligencia se trata.
Largas y eternas filas, papeleos por allí, papeleos por allá, errores de los funcionarios que nos hacen repetir los procesos, ausencia de personal para atender a la cantidad de usuarios, retraso en la apertura de las oficinas para iniciar las labores cotidianas, prepotencia y arrogancia de muchos funcionarios que no colaboran suministrando claramente la información y por el contrario atendiendo de mala gana, y en fin, un sinnúmero de acciones que hacen que arrimarse a cualquier entidad pública sea tortuoso.
Al hablar de esto lo hacemos con conocimiento de causa, ya en reiteradas ocasiones nos ha sucedido esto. Tal como pasó el miércoles de esta misma semana, cuando nuestra gerente, la joven Andrea del Pilar Marín Zuluaga, se encontraba haciendo una diligencia en las Empresas Públicas de Armenia (EPA). En el sitio había exceso de usuarios haciendo fila para ser atendidos, con tan solo una persona en caja para atenderlos. De ahí que nuestra gerente con la intención de registrar fotográficamente esta complicada situación para ser plasmada como denuncia en nuestro periódico, fue tratada mal y encarada por un vigilante de la empresa VIPCOL, quien en su arrogancia, prepotencia y humos de “grandeza por su autoridad” desafiaba a nuestra gerente con la excusa de que era prohibido tomar fotos, a pesar de que ella le mostró el carnet que la acredita como prensa.
Pésima la atención en la EPA, eternas filas y mínimo el personal para atender a los usuarios, pero peor aún el trato de estos agentes privados de vigilancia que creen que por tener un arma pueden amedrentar y ultrajar a quien quieran.
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