Por: Andrés F. Zapata
Retomamos el tema de los bicicarriles en la capital quindiana puesto que lo consideramos un proyecto con buenas intenciones, pero que ha sido carente de una mejor estructura en cuanto a la forma de socializarlo, reglamentarlo y lograr en él, la utilidad que se tenía en mente desde sus inicios; y esto por supuesto ha desencadenado una serie de inconvenientes en cuanto a la movilidad y cultura ciudadana.
Desde una perspectiva algo personal, puedo decir que este tema de lograr una ciudad en donde se le dé la importancia que se requiere a los medios de transporte alternativos como la bicicleta es algo genial. Imaginarnos las calles de nuestra ciudad convertidas en ciclorutas, en donde más y más personas opten por este medio como su principal mecanismo de transporte para realizar sus labores cotidianas resultaría algo de ensueño, casi que utópico. No sólo ganaría el medio ambiente, sino también nuestra salud y de igual manera la calidad de vida en la ciudad. Pero como ya lo dije, por el momento es algo utópico.
Resulta que son varias las razones por las cuales aún no ha podido despegar el proyecto. Por un lado cada día son más los vehículos que transitan las calles de Armenia, la idea de que carro = calidad de vida, ha ocasionado la masificación de este medio de transporte, completamente útil, pero dañino tanto para el ambiente, como para el proyecto del bicicarril, haciendo lucir congestionadas las vías de la ciudad e invadiendo los espacios destinados para la cicloruta. Otro motivo de peso es que los mismos ciclistas, muchos de ellos, no le dan la importancia que se merece este espacio destinado para ellos y transitan a lo ancho por el resto de la vía de tránsito vehicular. A esto se le suma el tema de los peatones, quienes parecieran aún no tener “instalado” en su mente, el chip de que existen bicicarriles que hay que respetar y darles el respeto que se merecen; lo digo porque muchos caminan sobre este espacio de uso exclusivo para las bicicletas, invadiendo el lugar y no fijándose de las bicicletas que vienen en camino, causando ya, en varias ocasiones, accidentes que involucran peatones y ciclistas.
Hay que seguir trabajando, no se pueden bajar los brazos con esta iniciativa. Hasta el momento luce precaria e irrisoria la actividad pedagógica que se ha hecho por parte de la administración municipal con el fin de concientizar a la ciudadanía en general sobre la importancia de este espacio para los medios alternativos de transporte, además de nula la exigencia de las autoridades para ponerle orden a las personas que infrinjan las normas relacionadas a este tema. Ojalá pronto podamos ver a nuestra querida ciudad más ordenada y con mejor calidad de vida.
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