Dicen los expertos que, si las elecciones fueron hoy, Roberto Jairo Jaramillo Cárdenas a la gobernación y Piedad Correal a la alcaldía serían los sucesores de Carlos Eduardo Osorio Buriticá y Oscar Castellanos en su orden respectivamente.
Por José Octavio Marín Naranjo
Ese dicho que hace carrera a través de años tiene sus razones y lógicas, pero como las elecciones están previstas para el 27 de octubre, aún falta un interesante trecho para que sus rivales de contienda puedan marcar un nuevo destino recortando diferencia, precipitando el cambio que se podría consolidar en estas semanas que restan. Las dos candidaturas que gozan del respaldo de los equipos tradicionales políticos, o como señalan algunos, las maquinarias pesadas, muestran que ciertamente poseen las mayorías para ganar en las urnas; las diferencias en porcentajes que arrojan las encuestan dejan a Roberto Jairo Jaramillo con un mayor número de opción a su favor frente a sus rivales inmediatos, mientras en la alcaldía Piedad Correal tiene más complicado el asunto por el asedio y la manera como recortan terreno José Manuel Ríos Morales y Fernando Jaramillo. Ríos Morales gana adeptos y seguidores en forma impresionante en sectores correspondientes al sur, occidente, centro y parte del norte de la capital, lo que lo hace poseedor de una gran fuerza electoral para desequilibrar las elecciones, sin desconocerse que el representante de CD Fernando Jaramillo también crece en sus aspiraciones.
Un urgente cambio
Para cada una de las campañas, la gestión puerta a puerta, pero en especial la publicitaria irradiada a través de los medios, se convirtió en un factor esencial para cautivar el electorado duramente golpeado por las pasadas administraciones hoy envueltas en líos judiciales, sobra decir entonces que el juego individual en el manejo de propuestas y acompañamientos será un punto clave igualmente para atraer a los sufragantes hoy esquivos y remisos a concurrir a las urnas. La alta abstención causada por los reveses que dejó valorización y la baja gestión del gobierno departamental, tiene en entredicho la participación de la ciudadanía para concurrir a los puestos de votación este 27 de octubre. El malestar es general, pero aun así el departamento deberá elegir a sus representantes con el prurito que no pueden existir equivocaciones, que la ocasión amerita dar el voto de confianza por quienes realmente merecen ser ungidos para el cargo en un departamento que, si tiene cura, no de sotana sino de carne y hueso, con propuestas, ideas, proyectos, gestión, sencillez, humildad, vocación, respeto por el semejante, por los diputados, concejales, por el departamento, por sus gentes, por sus amigos, un gobernante y un alcalde incluyente, de gestión, de oportunidades que entienda la necesidad de fomentar el empleo, abrir nuevas fuentes, exonerar y darle oportunidad a inversionistas, mejorar vías, escuelas, colegios, ampliar la cobertura en salud, gestar campañas en contra del suicidio, presentar y exigir resultados en proyectos nacionales una de las peores dolencias en esta última administración, que no piense en enajenar, empeñar el departamento para cancelar viejas deudas, que no mire con el retrovisor, que no llegue pensando en la pasada administración, que piense solo en los cuatro años que tiene de frente, en el futuro de la región, sin odios, un hombre o una mujer de carne y hueso lo suficientemente estructurado para que no tome retaliaciones, que respete la dignidad humana, el derecho al trabajo, a la edad. La verdad, el departamento, la ciudad requiere el cambio con urgencia.
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