Aun el país no sale de su asombro por las imprudentes declaraciones concedidas por el empresario antioqueño Andrés Jaramillo, propietario de uno de los restaurantes más famosos del país, Andrés Carne de Res, una vez se conoció que en uno de sus parqueaderos ubicados en el sector de Chía Cundinamarca, donde confluyen importante personalidades de la vida social y empresarial del país, además, de prestantes familias capitalinas, había sido ultrajada una joven de 19 años quien al parecer utilizaba una atractiva minifalda, circunstancia considerada por el señor Jaramillo como  motivo de provocación para ser violada.

En definitiva el pensamiento este hombre-empresario es retrógrado, atrasado, descabellado y absurdo, cuando trata de disculpar un acto criminal protagonizado por la inseguridad de su lugar, con el atuendo que viste una dama, como si lo de la minifalda fuera algo misterioso, prohibido y poco utilizado en el país, cuando la realidad es que la belleza, el esplendor, en muchos casos la elegancia y el porte de una mujer se observa por sus entornos a través de la minifalda, usada por décadas en nuestro país.

Lo sucedido en ese lugar, epicentro de la sociedad capitalina, es la mejor muestra del desgaste y el degeneramiento de los valores, pues ante los indicios recopilados por las autoridades, un prestante abogado estaría detrás del lamentable episodio de la violación a la joven.

No dejaría de ser noticia lo sucedido si no hubiera ocurrido en este restaurante, pero cuántos actos violentos de esa misma magnitud se cometen diariamente en el país sin recibir difusión alguna, por la indiferencia de la comunidad, las autoridades, los medios de comunicación y las mismas personas afectadas.

Los indicies son elevados en todo el país y en variedad de circunstancias, siempre los menores de edad, y las mujeres resultan afectadas por la fuerza desmesurada de hombres brutales que atentan contra su integridad. La minifalda es lo de menos, lo que importa es el atentado, el modo, las circunstancias y el lugar donde se comete el ilícito.

En el Quindío, en Caldas o Risaralda dicen las autoridades casi a diario un menor o una mujer es ultrajada y maltratada así tenga o no tenga minifalda.

En definitiva, Andrés Carne de Res, se pifió con sus declaraciones, tanto que un puñado de mujeres le armaron el escándalo frente a sus propios negocios el pasado fin de semana.

La violencia se aprecia hasta en las grandes familias y las grandes empresas.

La dirección  

 

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Por EL EJE