En el prólogo, el senador quindiano Carlos Alberto Baena López enfatiza con mucha razón, que aunque no es tarea fácil ocuparse de lo profundo de Dios, tampoco lo es cuando se trata de describir la majestuosa manifestación de su poder en aquellos a quienes hizo su llamamiento hace más de cuarenta años para depositar allí su Ministerio.
Este columnista después de escribir en periódicos y revistas sobre atentados, pistoletazos, asesinatos con metralletas, granadas de fragmentación, puñaladas, jueces corruptos y políticos que roban al Estado, sentí curiosidad de leer ese texto cuando conocí su existencia hace solo un mes en la edición dominical del periódico El Tiempo. Me estaba perdiendo semejante obra, hasta que un amigo me la prestó y de inmediato en una sentada la devoré como quien tenía hambre espiritual y de lo divino. Me convenció y entendí porque la atacan personas que buscan únicamente el beneficio personal sin interesarse por el bien común. Al terminar quedé muy tranquilo y más feliz.
No tengo necesidad de mentir, ni adular -porque no se me acaban los pantalones por la rodilla- ni persigo agradar a nadie pues vivo de lo mío y de mi trabajo. Puedo afirmar con tranquilidad de conciencia que cuando terminé de leer semejante escrito quedé como oxigenado, lleno de optimismo en la vida y deseoso de seguir batallando en la conquista del futuro.
La inteligentísima escritora nació el 10 de febrero de 1950 en Chipatá Santander, es la tercera de diez hermanos, seis mujeres y cuatro hombres, licenciada en la Universidad de la Sabana en Lingüística y Literatura, casada con el pereirano Luis Eduardo Moreno Moreno, de quien dice fue un hombre sabio, respetuoso con la mujeres, que siempre amó porque Dios lo eligió, como El Profeta. Fundó el movimiento político MIRA “con el fin de inspirar y sembrar el buen comportamiento y la honestidad en las gentes de Colombia y de las naciones”.
Es un libro excelente, debe leerlo amigo lector.
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