El riesgo latente de inundación en Pijao se debe a problemas de erosión en la parte alta del cauce del río Lejos.
Luego de años de esperar una respuesta estatal, el gobernador Roberto Jairo Jaramillo entregó la respuesta para cualquier eventualidad.
El muro de Pijao se extiende por 576 metros y protege a todo un municipio de catástrofes como la ocurrida en Mocoa, Putumayo.

Quien visita a Pijao descubre que el agua brota por donde se le mire. Las múltiples fuentes hídricas con las que cuenta el municipio dan cuenta de la riqueza medioambiental de esta localidad de cordillera, que ha crecido resguardado por el río Lejos. Pero, paradójicamente y debido a prácticas no adecuadas en lo alto de la montaña, desde hace un tiempo se convirtió también en una amenaza.
Y es que la erosión ha generado decenas de kilómetros de cárcavas, extensiones de tierra que pueden originar deslizamientos y taponar al río pueblo arriba. El peor escenario recuerda la tragedia vivida en Mocoa, en la que el agua represada se liberó de manera repentina, bajando con miles de toneladas de roca y tierra, inundando el pueblo. Por eso la administración departamental reconoció la necesidad de edificar muros de contención en varios puntos críticos de su cauce para aislar el casco urbano de Pijao; una iniciativa que se había planteado en administraciones pasadas pero que se ejecutó en este gobierno. 576 metros de muro ubicados en diferentes tramos, protegen hoy en día a los 3.700 habitantes de eventuales inundaciones o avenidas torrenciales, que en 2018 alcanzaron a aislar barrios como Primavera, Paraíso, Jardín y Cacique. Para esto, se destinaron 8.103 millones de pesos que fueron ejecutados por Proyecta mientras la interventoría tuvo un valor de $570 millones.
