El cambio climático ya no es un problema ambiental: es una emergencia sanitaria global. Cada año, el calor extremo provocado por el calentamiento del planeta se cobra la vida de más de medio millón de personas, según el informe del Lancet Countdown 2024, un estudio internacional que analiza la relación entre la crisis climática y la salud humana.
El documento advierte que las muertes relacionadas con las altas temperaturas aumentaron un 23% desde la década de 1990, y que el fenómeno está afectando de forma desproporcionada a las regiones más vulnerables del planeta. Lo que antes era una predicción se ha convertido en una realidad estadística: 1.500 personas mueren cada día a causa del calor.
Una amenaza silenciosa que avanza sin freno
El calentamiento global no solo se traduce en temperaturas insoportables. También multiplica los riesgos de enfermedades cardiovasculares, deshidratación, golpes de calor, inseguridad alimentaria y desplazamientos humanos. Las olas térmicas prolongadas, los incendios forestales y las tormentas extremas están reconfigurando el mapa del riesgo climático mundial.
Los científicos del Lancet Countdown son tajantes: el aumento de los fenómenos meteorológicos extremos y la falta de medidas eficaces de mitigación están generando una crisis de salud pública global. “El retroceso político en la acción climática y sanitaria amenaza con condenar a millones de personas a un futuro de enfermedades, desastres y muerte prematura”, advierte el informe.
Más dinero para el problema que para la solución
Pese a las advertencias científicas, las políticas gubernamentales siguen avanzando en dirección contraria. La quema de combustibles fósiles —principal causa del calentamiento global— no se ha reducido. Por el contrario, la crisis energética mundial ha impulsado una nueva ola de subsidios: casi un billón de dólares en ayudas públicas al petróleo, el gas y el carbón durante el último año.
Mientras tanto, las inversiones en energías limpias y en infraestructura de adaptación siguen siendo insuficientes. El resultado: todos los años desde 2015 han sido los más calurosos registrados en la historia, y el umbral de 1,5 grados de aumento medio global ya ha sido superado.
Fenómenos extremos: el nuevo rostro del cambio climático
El impacto humano del calentamiento se refleja en cada rincón del planeta. Huracanes más violentos, sequías prolongadas, incendios incontrolables, pérdida de cosechas y desplazamientos masivos son hoy síntomas visibles de una Tierra desestabilizada. Las regiones tropicales y las zonas urbanas densamente pobladas son las más afectadas, con una combinación letal de calor, contaminación y escasez de agua.
Los daños económicos son inmensos: miles de millones de dólares en pérdidas anuales por desastres naturales que se agravan con cada año de inacción. Pero el costo más alto no se mide en dinero, sino en vidas humanas.
El tiempo se agota
Hace una década, el Acuerdo de París fijó metas ambiciosas: limitar el aumento de la temperatura global y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Hoy, esos compromisos parecen desvanecerse ante los intereses políticos y económicos que frenan la transición energética.
La comunidad científica coincide: negar el cambio climático es suicida; ignorarlo, también. La humanidad dispone aún de una ventana de acción, pero es cada vez más estrecha. Con la COP30 próxima a celebrarse en Brasil, el mensaje de los expertos es claro: sin medidas urgentes, el futuro será más cálido, más desigual y, sobre todo, más mortal.