El año 2013 deja mal parado al departamento del Quindío en materia de salud mental, los 29 casos registrados de suicidios en la región dan muestra de ello, mujeres y hombres que tras la desesperanza toman la fatal decisión de terminar con su existencia por sus propias manos.
En su gran mayoría son los jóvenes quienes están tomando la trascendental decisión de apagar la luz de su existencia tras desengaños amorosos, depresiones profundas, matoneos o simplemente falta de oportunidades, estos ciudadanos ven en la muerte la única salida al oscuro túnel con el cual se están enfrentando.
En el último mes personas como Julián Idarraga, Fabián Flórez, Luz Dary Restrepo y Juan José Gil no aguantaron más la desesperación y terminaron suicidándose ya fuese en sus hogares o sitios de trabajo, una ardua tarea para el CTI en los últimos días.
Las autoridades hablan de planes para contrarrestar la problemática de una sociedad enferma, pero la realidad es otra, cada día se incrementan las estadísticas dejando a la región en los primeros lugares de suicidios a nivel nacional.
La falta de oportunidades, la situación económica y el desempleo han hecho de la capital quindiana y el departamento en sí, una bomba de tiempo que hoy estalla a pedazos acabando con la existencia de jóvenes, adultos y abuelos.
Urge generar políticas claras de atención en salud mental, no se trata solo de brindar apoyo sicológico o fármacos para la depresión según los especialistas, es necesario diseñar estrategias que permitan que estas personas sin esperanza la encuentren en oportunidades de trabajo y educación.
Mientras las autoridades continúan en los despachos tratando de generar políticas públicas, la muerte ronda las mentes enfermas de estos ciudadanos que piden a gritos una solución que los lleve a no tomar la decisión fatal. Morir esperando una oportunidad.
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