Por: Duván Marín Martínez
La intempestiva renuncia del economista Bruno Eduardo Seidel Arango deja otra vez a la destilería en la incertidumbre para gobernador, junta directiva, operarios y ejecutivos del llamado “banco de los caldenses”.
Algo temerario ocurre en esta empresa cuando su máximo orientador pretende cambios sustanciales para tratar de salvarla económicamente. Los cortos períodos de otros gerentes, con similares intenciones, son extraños en medio de tantos intereses políticos, porque de los más recientes ninguno ha superado el año en el cargo.
A Seidel Arango le antecedieron Miguel Trujillo, Francisco Quintero, Patricia Elena Cárdenas y Carlos Neira. Más atrás intentó cumplir funciones Hernando Casas y duró tres meses.
Cuando los gerentes quieren cambiar las reglas de juego aparecen contra propuestas de todas partes y hasta la Asamblea Departamental llegan. De ahí en adelante los proyectos quedan al margen.
La situación es insostenible para cualquier administración, pero nadie explica cuál es el motivo que espanta a los nombrados por el gobernador de turno. Sí hay presiones o amenazas, individuales o colectivas, ninguno de los salientes las ha admitido.
Es el momento de conocer la realidad de lo que acontece en el interior de la ILC. Directivos, empleados más antiguos, exgerentes, exgobernadores y sindicatos deben aportar para aclarar el panorama que es muy oscuro ante tantas especulaciones. Que hablen de frente.
Seidel Arango simplemente renunció, pero a la fecha no ha manifestado las causas. Gremios y ciudadanía merecen explicaciones claras y profundas acerca de las reales causas.
Los directivos de Sintrabecólicas expresaron que el renunciante lo único que hizo fue desprestigiar la empresa y el compromiso le quedó muy grande.
El único dirigente político con una opinión al respecto es el senador Mauricio Lizcano quien lamentó la salida de Seidel y llamó a pensar en el futuro de la Licorera de Caldas.
Agregó que “pedí el respaldo de todos los sectores hacia Seidel Arango ya que encontró a su llegada en noviembre del año pasado problemas estructurales en la ILC, pero muy pronto puso las cartas sobre la mesa al mostrar el escenario en blanco y negro”.
Ahora con lupa el gobernador Julián Gutiérrez Botero quien brindó total respaldo a Seidel Arango desde que lo nombró, busca al próximo gerente.
En estas condiciones preguntamos desde EJE NOTICIAS quién estará dispuesto a aceptar la gerencia y qué garantías recibirá para perseverar y no someter al departamento en más dificultades.
También es el momento para que senadores y representantes electos desde Caldas, aporten en beneficio del patrimonio de la industria de licores, pero dejando de lado los marcados intereses personales y de partido. Quien sabe sí estén en condiciones de hacerlo.
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