Helenita Vargas aprendió a cantar antes que a leer, la escuela no siempre fue lo de ella, pero en lo artístico si le fue muy bien y hasta llego a ser reina de belleza y se quedó con la música porque era el sueño más grande que abrigaba.
A los cuatro años no sabía leer pero sí memorizar letras de canciones decía «Es que tengo una memoria que no sé de dónde la saqué», siempre se sintió tan orgullosa de su capacidad de retentiva que hasta al neurólogo Jorge Pontón, amigo suyo, le decía: «cuando me muera le dejo de regalo mi cerebro para que lo estudie, porque es una machera».
En su niñez se la pasaba en el barrio Santa Rosa, le gustaba el tango y los bambucos, su finca tiene como nombre “Malena” en honor a su gusto por el tango, su gran amor fue su esposo Gonzalo Zafra, quien fue el padre adoptivo de su única hija María del Pilar, su padrino de matrimonio fue el maestro Jaime Llano.
Cantó toda la vida, fue de siempre, desde su niñez.
El diablillo de la fama
Por esos arrebatos de vanidad que asaltan la juventud, se le midió a un reinado de belleza a los 17 años. En 1951, cuando fue coronada Leonor Navia como señorita Colombia, ‘la ronca de oro’ compitió con ella y otras candidatas para representar a Cali en el certamen departamental. Tuvo claro ese momento y no la mortificó recordarlo. «Me sirvió para darme cuenta de que tenía mucho carisma y de que le gustó mucho al pueblo. Lo sentía cada vez que me regalaba sus aplausos».
En efecto, a Helenita, la mujer siempre bien puesta, maquillada y arreglada, le gustó ‘untarse’ de pueblo, entró en perfecta sintonía con él y supo que siempre marcaría un puntaje alto en sus preferencias. Decía “no puedo desconocer que soy arrabalera».
La ronca
Lázaro Vanegas, un periodista del espacio, la llamó por primera vez ‘La ronca’ hace 31 años. Ella, que salta con facilidad de un tema a otro, recordaba que en esa época Yamid Amat, su primer periodista admirador y luego su gran amigo, escribía como Juan Lumumba. Por él profesó una amistad de esas de ‘mano apretada’.
Fue bohemia, siempre le gusto el trago en forma moderada. La ronca fue un verdadero icono de la música arrabalera en Colombia y en América. Un homenaje de EJE NOTICIAS a Helenita Vargas.
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