Israel ha ordenado un asedio total a la Franja de Gaza, donde el grupo palestino Hamás ha secuestrado a más de un centenar de israelíes en una ofensiva sin precedentes que ha dejado más de mil muertos en tres días.
Un ataque sorpresa por tierra, mar y aire
La Franja de Gaza e Israel se han convertido en un campo de batalla, donde el grupo palestino Hamás y el ejército israelí se enfrentan en una guerra que ha dejado más de mil muertos y miles de heridos en tres días.
La ofensiva de Hamás comenzó el sábado, cuando un millar de milicianos se infiltraron por tierra, mar y aire en el sur de Israel, atacando a civiles y militares. El primer blanco fue un festival de música cerca de la frontera, donde los islamistas asesinaron a unas 250 personas, según una oenegé.
Desde entonces, los ataques de Hamás se han extendido por todo el sur del país, sembrando el terror y la destrucción. El ejército israelí ha respondido con bombardeos masivos sobre la Franja de Gaza, donde más de 400 palestinos han perdido la vida.
Un drama sin precedentes: civiles y soldados secuestrados
Pero lo más dramático es que Hamás ha logrado secuestrar a más de un centenar de israelíes, tanto civiles como soldados, algo que nunca había sucedido en la historia del país. “Lo que pasó no tiene precedentes en Israel”, reconoció el primer ministro, Benjamin Netanyahu.
“Civiles y soldados están en manos del enemigo, son tiempos de guerra”, afirmó el general en jefe del ejército israelí, Herzi Halevi.
El ministro israelí de Defensa, Yoav Gallant, ordenó este lunes un “asedio completo” del territorio palestino, controlado por Hamás desde 2007. “Estamos imponiendo un asedio total a Gaza (…) ni electricidad, ni comida, ni agua, ni gas, todo cerrado”, dijo Gallant en un video.
“Estamos combatiendo contra animales y actuamos en consecuencia”, agregó el ministro, quien comparó la ofensiva de Hamás con los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos.
Una crisis humanitaria y diplomática
Mientras tanto, en el interior de Gaza, más de 120.000 personas han tenido que abandonar sus hogares por los bombardeos israelíes, según la ONU. La situación humanitaria es crítica y se teme una catástrofe sanitaria.
La comunidad internacional ha expresado su preocupación por la escalada de violencia y ha llamado al cese inmediato de las hostilidades. Sin embargo, hasta el momento no hay señales de que las partes estén dispuestas a negociar una tregua.
Entre las víctimas mortales hay ciudadanos de otros países, algunos con la doble nacionalidad israelí. Entre ellos se cuentan 12 tailandeses, 10 nepalíes y cuatro estadounidenses. También hay al menos tres brasileños desaparecidos y uno hospitalizado, según el gobierno.
“Es de lejos el peor día de la historia de Israel”, declaró un portavoz del ejército israelí, para quien el ataque podría ser “a la vez un 11 de septiembre y un Pearl Harbor”.
Jonathan Panikoff, director de la iniciativa Scowcroft para la seguridad de Oriente Medio, estima que “Israel fue tomado desprevenido en este ataque sin precedentes” y “muchos israelíes no entienden cómo pudo suceder”.
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