A pocos días de la convención nacional de la corriente liberal a celebrarse en la ciudad de Cartagena los días 31 de octubre y 1 de noviembre, no puedo menos que referirme a la misma donde se escucharán las diferentes tendencias de la colectividad, albergando la esperanza que de dicho certamen democrático que ha tenido todos los inconvenientes para su celebración por indebidas injerencias externas, como oficiales, salgan las bases del desafío del liberalismo en los años venideros, entre otras, la consolidación de lo que debe entenderse como estado social de derecho, reformas estructurales como la de la justicia, por cuanto la actual no da garantía ciudadana, sumida en una etapa de desconfianza colectiva, como la defensa del contribuyente frente a las políticas fiscalistas, inequitativas y confiscatorias en materia tributaria por parte del gobierno central que viene atropellando a la clase media, independiente y popular por un ministro rentista y alcabalero que ha guardado silencio sobre algunas de sus actuaciones en el sonado caso de la unidad de gestión de riesgo.

Necio sería desconocer entre nosotros acerca de la actualidad o inactualidad del liberalismo, siendo una discusión saludable, ahora que se afirma, de pronto con razón, que las fronteras de los partidos en Colombia han desaparecido con duros cuestionamientos por estar alejados de la realidad nacional y más centrados en la burocracia y a la contratación oficial que tanto daño le viene haciendo a la trasparencia y a la moral administrativa.

Cierto es, que el partido liberal ha tenido momentos difíciles, de dolor, de lucha por las persecuciones, pero como el ave fénix ha renacido de sus cenizas para beneficio de la democracia colombiana, con la confianza que de este encuentro saldrá una colectividad fuerte, unida, renovada en sus tesis, con un programa ideologico definido , con una dirección de mando para librar las contiendas electorales venideras, volviendo a las plazas públicas, si se desea ser alternativa de poder.

Sirva esta convención para ver caras nuevas, caras viejas, caras amables, caras liberales, del siempre sempiterno partido del trapo rojo.

Como presidente del Consejo Nacional de Control Ético rendiré el informe de gestión, con un cordial saludo para todos los convencionistas.

Aguardemos y esperemos, solía decir el célebre Alejandro Dumas.

ADENDA. Oportuna la ocasión para reproducir la frase histórica del único presidente afro descendiente, de origen liberal que ha tenido el país en toda su historia, Juan José Nieto Gil, oriundo de Cibarco, entre Baranoa y Tubará, departamento del Atlántico, presidente de la Confederación Granadina en 1861, pronunciada en su auto defensa de 1855 cuando era acusado por participar con los artesanos del golpe de estado, “no blando“, contra José María Melo, frase que hoy conserva todo su vigencia y vigor.

“El partido liberal triunfará más tarde o temprano a despecho de los apóstatas que lo han traicionado por cobardía o por conveniencia. Entonces sabrá hacer distinción entre los que le hayan quedado fieles y los que cobardemente le hayan vuelto la espalda“.

ESTA COLUMNA REAPARECERÁ EL MARTES 12 DE NOVIEMBRE.

*Ex magistrado

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