10.193 kilómetros distribuidos en los 12 municipios, son
construidos por la Gobernación para recuperar la movilidad rural.
Las placa huellas cuentan con elementos de desagüe, peraltes y
refuerzos.
Más de 562.000 habitantes del campo en el departamento son
directamente beneficiadas con esta intervención.
La topografía del departamento es un elemento fuertemente ligado a la
vida rural; el paisaje quebrado propio del Quindío permite que no se
sufra con constantes inundaciones y le da una variedad de pisos
térmicos que le otorgan una diversificación en su oferta productiva. Pero
también constituye un reto para la movilidad de vehículos, que deben
afrontar caminos veredales de difícil acceso, ralentizando la salida de
bienes agrícolas y pecuarios hacia sus focos de consumo, así como el
tránsito de los pobladores de estas zonas.
Por eso ha sido de buen recibo por parte de las comunidades la
construcción de placa huellas en el marco del proyecto ‘Mejoramiento
de las vías terciarias mediante el uso de placa huella en los municipios
del departamento del Quindío’, que avanza en sus últimos detalles para
cerrar: 10.193 kilómetros lineales distribuidos en 37 tramos constituidos
en 20 recorridos de los 12 municipios que fueron priorizados por los
alcaldes de cada una de las localidades, para darle solución a los puntos
críticos y con mayores afectaciones.
Para ofrecer una verdadera respuesta a estos puntos, la Gobernación
del Quindío a través de la Empresa para el Desarrollo Territorial –
Proyecta, planteó un plan de trabajo compuesto por tres frentes que avanzaron de manera simultánea en diferentes sectores del
departamento: el primero en los municipios del norte (Armenia, Filandia,
Circasia y Salento), el segundo en el occidente (Montenegro, Quimbaya
y La Tebaida), y el tercero en la cordillera (Buenavista, Pijao, Génova,
Calarcá y Córdoba). La inversión total supera los 25.556 millones de
pesos provenientes de regalías.
Para el diseño se eligió el modelo dispuesto por Invías, que se aleja de
las clásicas cintas huella al incorporar elementos como canales de
desagüe; refuerzos con riostras; alcantarillas, aliviaderos y subdrenes
fluviales; y ángulos de peralte. Esto asegura seguridad para el pasajero
y durabilidad en la vía.
Los resultados en la vida cotidiana de las comunidades ya es algo
tangible: Paola Lozada Marín, docente rural de la sede Mora Hermanos
de la Institución Educativa La Popa, en La Tebaida, recuerda cuando,
antes de la intervención, se volcó un jeep Willys con estudiantes: “El
vehículo no tuvo la fuerza suficiente para subir a la escuela y se
devolvió. No sé qué maniobra hizo el conductor, y un niño se lastimó
una mano con una fisura. Por eso este trabajo es muy significativo para
la comunidad, no solo para estudiantes y sus familias, sino también para
el transporte del maracuyá, la papaya, el plátano, la yuca, el maíz y la
ahuyama que se cultiva por acá. Incluso tenemos alrededor zonas de
río y de pesca, pero muchas personas que antes no llegaban porque el
carro no les daba para entrar, podrán hacerlo”.
Al respecto, el gobernador Roberto Jairo Jaramillo Cárdenas señala que
“con este tipo de intervenciones se le está dando un nuevo aire a las carreteras que construyó el Comité de Cafeteros, entidad que durante
mucho tiempo fue la proveedora de las soluciones de movilidad en el campo. Estamos preservando el legado de los cafeteros, recuperando
la infraestructura para que el campo esté cada vez más cerca”.
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