Quien llega a Manizales, inmediatamente se enamora. Caminar sus calles y carreras es reencontrarse con los valores ciudadanos perdidos, frente a la nostalgia del pasado que dejó huella en su idiosincrasia. Manizales se vende sola, no requiere mayor esfuerzo para ofrecérsela a quien quiere venir, solo con pronunciar su nombre produce alborozo, es un «surtidor de hidalguía», y lo primero en la larga lista de atractivos es la calidez de su gente.

Cuando se anuncian a través de las publicitadas agencias de viajes o turismo lugares que todos quisiéramos visitar como Cartagena de Indias, y toda la costa norte Bogotá D.C. Medellín, Cali, Llanos orientales, Santanderes, Boyacá, lo primero que les exhiben son los sitios de interés que los tienen al canto como para atraer turistas de todos los rincones. Incluso el portafolios de agencias multinacionales ofrecen planes a ciudades o regiones idílicas, como Estambul en Turquía, Ibiza en las Baleares, Islas Griegas, península de Yucatán Mexico, Suiza, Italia, Los fiordos marinos de los países Nórdicos, Marruecos, y Egipto, y no terminaríamos en este corto espacio de mencionar tantos lugares icónicos para visitar. De todos ellos nos muestran el eden y sus fantasías paradisíacas, y quizás si de alguna le cuelgan dentro de las ofertas a las gentes que las habitan, nos damos apenas por enterados. Manizales no. Lo que atrae de este terruño es el calor inagotable que recorre la piel de sus anfitriones, el infinito placer que vibra con el trato y elegancia que le prodigamos al itinerante. La amabilidad de algodón que siente cuando le extendemos la mano o nos hace una pregunta cualquiera o simplemente quiere compartir un saludo!! Manizales es el abrazo simbólico de la donosura y del encanto.

Las sonrisas que viajan de esquina a esquina mostrando los dientes de la simpatía y la cordialidad de sus coterráneos, arranca de sus emociones la alegria. Quien visita Manizales quiere quedarse, o regresar llevando en la mochila de los recuerdos, la imagen señorial de sus mujeres y la caballerosidad de sus galanes, y la mejor fotografía del album de reminiscencias, es un fondo de la catedral con el bolivar cóndor; el nevado del Ruiz; el recinto del pensamiento; el parque de los colonizadores; una finca del paisaje cultural cafetero; un atardecer en Chipre; un souvenirs de la feria de Manizales; una obra del festival internacional de teatro; pero siempre acompañada la impresión con un rostro angelical o alguien posando con un abrazo que refleje una ciudad cuyo valor intrínseco lo represente un ocupante de la colina iluminada. Son sus gentes, el recuerdo mejor guardado. El reciente galardón otorgado a la capital de Caldas por la Travellers Review Awards 2025 de Booking.com tuvo en cuenta a Manizales por los más de 360 millones de opiniones verificadas por esta empresa en todo el mundo, que con otras nueve ciudades de distintas latitudes, tuvieron en cuenta la «hospitalidad y servicios excepcionales».

Que orgulloso me siento de haber nacido en Manizales, nido abierto de cantos ancestrales, de vida, verdor, de cercanas lejanías, de ausencias dañosas y de caricias maternales!! PUNTO FINAL … Manizales, una capital próxima a los 500 mil habitantes, registra los más altos índices de cultura ciudadana. Una minoría como en cualquier lugar, no le interesa mantener el orden y el espíritu ciudadano. Estoy seguro que muchos no son de aquí, no pertenecen a la raza gallarda y benevolente, ni a lo más profundo de sus esencias.

Que viva Manizales carajo!!(Que me perdonen los pastusos la copia). Felicitaciones al Quindío, igualmente reconocida como región hospitalaria y de servicios.

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Por EL EJE