Por Gonzalo Quiñones V.
Cumplidos los primeros 25 años de la Constitución de 1991, en muchas zonas del país, pasó desapercibido el acontecimiento. El sector educativo de Colombia poco o nada motiva a los estudiantes para que incursionen en estos hechos históricos, que forman, que dan paso a la controversia; a disentir pública y privadamente y sobro todo a conocer la CARTA DE NAVEGACIÓN que nos rige, que nos muestra el camino y el destino como colombianos. Tras la celebración en Rionegro, Antioquia, por razones obvias, históricas y culturales, cobró fuerza inusitada la propuesta de una Nueva Constituyente, al tenor del Acuerdo logrado en la Habana con la insurgencia de las farc-ep y el equipo negociador del gobierno, que apunta a generar ¡grandes cambios en la vida política, jurídica y social de la Nación! Hasta aquí, digamos que vamos bien. Por lo menos estamos esperanzados en que una nueva vida nos espera, esta vez bajo la égida de la Paz, 54 años después de destrucción y muerte.
La Nueva Constituyente, eso sí, y consideramos que acogemos el sentimiento de muchos compatriotas, tiene que ser redactada, para taponar para siempre, la CORRUPCIÓN DEL ESTADO, EL SENADO, LAS CORTES,O SEA LA JUSTICIA, DE LA SALUD Y LOS CARTELES DE LAS EMPRESAS PÚBLICAS Y PRIVADAS. Tiene que quedar concebida de tal manera que podamos entender legalmente la incursión de la insurgencia en el parlamento y los procesos políticos de elección y nombramiento. Tiene que definir de una vez por todas, la posibilidad de los campesinos, desarraigados de sus parcelas, sus tierras y viviendas a ser los propietarios naturales y legítimos de lo que les quitó la violencia.
Tiene que invocar la Nueva Constituyente, la separación frontal de los grandes terratenientes, que horadan y desvían la filosofía de una Reforma Agraria, tan urgente como la misma paz. Desterrar también a los EMPRESARIOS DE LA SALUD, que son los lobos de la explotación y comercialización de ese derecho a la vida de cada ciudadano. Y no sobraría una purificación de las Fuerzas militares en todas sus expresiones, porque lamentablemente contamos con varios uniformados camuflados, haciéndole mucho mal al país.
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