Mañana, tarde y noche por prensa, radio y televisión, como si no hubiese más que informar, están los mismos hablando de paz. 

Pero qué equivocados andan todos ellos. Uno habla de paz cuando la misma está dentro de uno. Y hablan, dicen babosadas, se chuzan, pelean, discuten para que les creamos todas las barbaridades que pasan por sus vidas.

Si esos son candidatos a la presidencia de un país, apague y vámonos, porque no hay derecho.

Y los periodistas, detrás de cada uno esperando cuando ataca o cómo se defiende. Habiendo noticias culturales o de otra índole, prefieren seguir a los famosos candidatos que en lugar de hablar de planes, de modernizar la educación, bajar el gasto militar, acabar con el desempleo, luchar para que la salud sea mejor, prefieren gritar, hablar mal del otro candidato, proferir insultos, sacar trapitos al sol. ¿Es eso política? No creo

Ahora, algunos cambian de partido, porque les permiten pasarse. O le cambian el nombre al partido y a pesar de su larga experiencia se creen renovadores, pues el nombre del partido es totalmente nuevo. Ellos, no. Hay quienes conversan con los jefes de los otros para hacer los arreglos pertinentes.

Por eso y mucho más, nuestro país está así y seguirá de mal en peor. ¿Qué nos ganamos con gritar ¡No más! si los políticos son los primeros sordos ante este grito? ¿Acaso no se han dado cuenta que ellos son los primeros responsables de la situación del país? Ellos lo saben, pero se hacen los que no ven, ni oyen, ni entienden. Mandan, ordenan, ponen y quitan. Cuotas aquí, allá y acullá. Buenos o malos, quienes ocupan cargos de mando se sacan o se dejan, lo importante es que sean sus fichas. No interesa si son excelentes. Así lo sean, se cambian, porque la cuota política es la que importa. ¡Vuelve el circo!

Colombia, un país maravilloso, acabado por la politiquería de quienes dicen que trabajan por el pueblo. Es decir, hipócritas de cuello blanco. Odio los hipócritas.

Actualmente, no milito en partido alguno, porque no hay políticas, filosofía, ni nada que haga que los muchos partidos colombianos sean creíbles. Porque las políticas al interior de los partidos tienen que ver con las manifestaciones personales y los deseos propios de quienes dicen querer cambiar el país.

Promesas, promesas, promesas, peleas, vídeos, llamadas, chuzadas, es la locura de los que se dicen políticos que quieren cambiar el país. ¿Por qué no se callan?

Un país lleno de corrupción gracias a los políticos y estos diciendo las mismas mentiras de cada dos o cuatro años. Porque así son.

Por favor, ¡cállense! ¡No más! No podemos hablar de paz en un país donde cada político habla mal del otro y donde cada día escuchamos, leemos o vemos cómo utilizan triquiñuelas para lograr el favor de los votantes.

No puede haber paz cuando el mal ejemplo cunde y la violencia se dispara.

Qué importa si en cuba se sella la paz, pero los políticos siguen haciendo guerra, los jóvenes se matan porque sí y la inseguridad hace que nos escondamos, nos guardemos, no salgamos.

En Colombia queremos más educación y menos armas. Queremos que no haya miserables colas para “mendigar” salud. Que haya empleo. Que los jóvenes salgan de las universidades y puedan tener lo que requieren.

¿Por qué no se callan?

 

 

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Por EL EJE