En su juventud este hombre de la música escuchaba a Julio Torres Mayorga y a otros acordeoneros y sólo soñaba con tocar muy bien el acordeón; un día se consiguió uno y aprendió a manejarlo sin que nadie le enseñara. Rómulo entonces se convirtió en un diestro de ese instrumento y en un maravilloso compositor; se volvió un cultor del merengue criollo y compuso muchos merengues como Pajarilla ribereño, El rizo, No me enamoro, Las mellizas, El guayabo, Será por eso, Embrujado, Compae Tito, La venezolana, Adiós morena, Contéstame morenita, Amorcito consentido, Sin decirme adiós y Dime por qué.
En la época en que llegó a Medellín se colocó como conductor de bus en la empresa Transportes Robledo. En ese entonces yo era un niño y los choferes para mi barrio Robledo no eran los mejor vestidos, se llamaban Arsenio, “Colepato”, “Toño Negro” y “Güin” entre otros; por eso cuando llegó Rómulo a esta empresa se destacó por su cultura, amabilidad y presentación; siempre estaba de corbata, pantalón café oscuro, camisa café clara y era el único que nos saludaba al subir al bus: -Buenos días niño; ¿cómo está?
Por supuesto que los habitantes de Robledo ignorábamos que era “El Rey del Merengue Criollo” y que sus discos se vendían por toneladas en los países vecinos, pero las disqueras en las que grababa poco le informaban.
Nos vinimos a dar cuenta de que era un gran cantante, cuando fue llamado por el maestro Edmundo Arias para que grabara con su orquesta algunas canciones. Ahí fue cuando esa voz suave y dulcecita de Rómulo hizo con la gran orquesta de Edmundo Arias dos cumbias antológicas, que todavía son una cátedra de cómo se canta una cumbia con orquesta y son de lo máximo que se ha hecho en cumbia en Colombia en todos los tiempos; ellas son ¡Güepa jé! y La luna y el pescador.
Éxitos
Fue el señor Jaime Rincón, grabador por mucho tiempo de Discos Fuentes y Discos Ondina, quien le insinuó a Rómulo que grabara música campesina, de carrilera y guasca, pues su voz podía identificarse bastante con este género. Rómulo tomó la insinuación con atención, poco a poco abandonó la música tropical y rápidamente se convirtió en uno de los más grandes ídolos de la música cantinera y de despecho.
Algunos de los éxitos de Rómulo Caicedo en la música mexicana al estilo antioqueño han sido: Andate, Clavelitos con amor, Veinte años menos, Corazón que no ama, Ilusión perdida, Mi pena, Por última vez, Me duele el corazón, Amor sin interés, Mujer traidora, Llanto militar, No es que me arrepienta, Lléneme la copa, Distintos caminos, Luna de Puerto Rico, Morena de quince años, Idilio trunco, Beber y llorar, Ausente, Buen viaje, No sé sufrir, Fuiste mi esclava, Amor infinito, Tu maldito amor, Desengañado, Mil gotas de llanto, Tu engaño, En la esquina, Amargo dolor, Compasión, Por última vez y La mariposa.
Ha grabado este vocalista más de cien discos de larga duración. Rómulo Caicedo fue un baluarte de la música tropical, pero ahora es uno de los grandes de la canción guasca, cantinera y campesina.
La muerte lo sorprendió cuando se aprestaba a presentar un concierto en Cúcuta a la edad de 78 años, escribió más de 1000 canciones de las cuales cerca de 200 ocuparon lugares de preferencia hasta el día de su deceso.
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