La muerte del exdirector de la carcel la modelo de Bogotá Elmer Fernández, es uno más, nada nuevo, de la sucesión de hechos que agravan el paisaje criminal del inviable sistema penitenciario en Colombia. Amenazas, corrupción, desgreño administrativo, hacinamiento, narcotráfico, poderes internos, etc, hacen parte de una larga historia soterrada, que solo se revela cuando suceden cosas graves.

Es como si solo se mostrara la cabeza pero ocultando un cuerpo enfermo, gravemente enfermo. Si se contara la ya larga y olvidada lista de muertes de directores, comandantes, guardianes, y personal civil del Inpec desde su creación en 1993, se perdería la memoria de los asesinados en virtud de sus labores y responsabilidades. Y como siempre, el grito en el cielo a fin de aplacar la tempestad con rogativas al angel guardian o la virgen de las Mercedes. De nuevo surge el debate y se pone en la picota pública la triste realidad de un sistema colapsado y fallido donde llegan a lomo de mula las mismas y cacareadas soluciones empañetadas de agua tibia. qué más seguridad para los funcionarios amenazados, qué mas cárceles de alta seguridad, como la que se propone, recordando las mazmorras aisladas de centros poblados, qué mas cuerpo de custodia y vigilancia, para subsanar el déficit de guardianes, qué penas mas duras, qué más tratamiento y resocialización…

Que más que, que, y qué? Todas esas formulas se intentan una y otra vez, convirtiendo en cantos de sirena fenómenos agudos que requieren transformar el estado de cosas, muchas inconstitucionales ya declaradas años aaa por la CC. Bombas como la concreción criminal de las amenazas contra servidores públicos de las prisiones seguirán estallando. Hoy aparecen bandas tenebrosas que sin reato ni temor alguno, como las mismas de ayer y también las de mañana, sembrando el terror y el miedo con la confianza que les otorga la debilidad del sistema penitenciario, del que hacen parte también, los poderes del bandidaje que pretenden poner de rodillas a la justicia doblegar la voluntad de servidores serviles de la corrupción, quienes les hacen fácil la tarea de tomarse de ruana y hasta la foto para destruir lo poco que queda.

Es lamentable que con el vil asesinato del coronel (r) Elmer Fernández, se haya infiltrado información de personal uniformado, tesis que explora la fiscalía general de la nación, lamentable, porque igualmente ha ocurriido en ocasiones anteriores. Nada de las reformas, cambios, modelos, infraestructura, penas, patrones, prototipos y demás se solucionan si no hay conciencia y actitud del conjunto del estado en hacer las cosas como deben ser. Una clase política que en vez de aportar, polariza, se enfrentan y reclaman para si sus reclamos e intereses, una política criminal improvisada, un congreso de espaldas a las soluciones por su ceguera ideológica, gobiernos de turno que ven pasar el derrumbe esperando como tapar el daño que lo provoca. Una política penitenciaria diseñada para lograr resultados sin bases bien construidas.

Una corrupción empotrada que no permite mostrar esfuerzos positivos y coyunturales del sistema carcelario. Mientras que los principios, deberes, preceptos, misionalidad, obligaciones del estado y fundamentalmente los valores institucionales estén carcomidos, la desgracia seguirá su rumbo como el pan de cada día. Los asesinatos de ayer, los de hoy y los de siempre continuarán en este maremágnum de crímenes y castigos. Ya pasara el tiempo del olvido, hasta tanto llegue otra bomba de bajo poder y haga explosión. *NOTA FINAL. No obstante los esfuerzos del actual director del INPEC, coronel Daniel Gutiérrez, por darle una visión positiva organizacional y efectiva al sistema penitenciario, los males que aquejan la institución, que son estructurales, exigen un cambio total.

Un esfuerzo individual es insuficiente para reconstruir el edificio que amenaza ruina. Reconocimiento eso si a los abnegados hombres y mujeres del INPEC, que llevan con orgullo, lealtad, sentido de pertenencia, honradez y respeto, los principios y deberes. A ese puñado de valientes quienes a pesar de todos los riesgos, no se arredran ante las amenazas de todo tipo que se ciernen en las cárceles del país…

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Por EL EJE