Por Gonzalo Quiñones V.
El presidente de la Conferencia Episcopal Colombiana, monseñor Luis Augusto Castro Quiroga, tras el acuerdo firmado recientemente en la Habana, Cuba, entre las Farc-ep y el Gobierno, hizo pública la visión de la Iglesia Católica sobre el acontecimiento, el cual lo ha concebido como un “hecho histórico para el país” y del que se espera sea el primer paso para construir la paz, tan anhelada por los colombianos, bajo la garantía del respeto de los derechos humanos y la promoción de la justicia en todos los rincones del territorio nacional. Este paso que se está dando, es primero de muchos otros que deben acordarse en la edificación de la paz entre los miembros de las Farc-ep y el Gobierno, con el fin de reconstruir con esperanza, respetando siempre la institucionalidad, el derecho nacional e internacional, el país que soñamos, anhelamos y queremos. Con la Gente: es necesario que el Gobierno ofrezca a la opinión pública, a través de una pedagogía para la paz, una información suficientemente clara y veraz sobre los Acuerdos, de tal manera que ayude a los colombianos a superar las dudas que han generado temores frente a lo decidido.
Sobre las armas: ante la dejación de las armas es perentorio que existan los protocolos claros y públicos que informen sobre el procedimiento para la destrucción de las armas. De igual manera que esta destrucción se realice de manera pública. La Iglesia Católica que ha estado al lado de las víctimas durante todo el tiempo de la guerra, también acompaña este momento histórico de Colombia, con el propósito de seguir ofreciendo su servicio, para que los gobernantes construyan una Nación que respete la democracia, la libertad y los derechos humanos y favorezcan los procesos de perdón y reconciliación y paz.
Súplica: los obispos de Colombia invitamos a todos los colombianos a unirse en una súplica ferviente al Señor Jesús, príncipe de la paz, para que nos regales este don necesario, en cada uno de los rincones del país. Así mismo para quienes lideran los destinos de Colombia promuevan y defiendan caminos que dignifiquen a todos los ciudadanos y gesten una sociedad más justa y reconciliada. Confiamos este Acuerdo y los procesos que siguen, al cuidado y protección de la Virgen de Chiquinquirá, reina y patrona de Colombia.
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