El más reciente informe del programa Armenia como vamos, compuesto por más de 700 indicadores que entre otros contemplan aspectos de la ciudad. Como población, pobreza, educación, seguridad, vivienda y movilidad.

Arrojó un alarmante panorama respecto a la percepción ciudadana, con referencia en la actualidad de la ciudad, pues el 55% de los encuestados manifestó que Armenia va por muy mal camino. Ocupando la segunda casilla en este indicador a nivel nacional siendo superados solamente por Quibdó.

Ahora bien, estamos realmente tan mal como dicen los indicadores? Es esto solo una percepción?

Desafortunadamente todo parece indicar que incluso las cifras son benévolas con la realidad que vivimos.

Es inobjetable el detrimento de nuestra salud mental y el aumento en el índice de suicidios, es alarmante el constante crecimiento de inseguridad en diversas zonas de Armenia, con un preocupante incremento de hurtos a taxistas y peatones. Lo son de igual forma las problemáticas de movilidad en las que se carece de vías y de ordenamiento.

Bien, podríamos estar horas y horas enlistando las problemáticas que aquejan a este milagro de ciudad, sin embargo, considero es precisamente el hacer énfasis en estas, la razón por la cual damos vueltas en espiral sin encontrar respuestas.

De ahí que prefiera entonces en un acto de sensatez, partir de la premisa que debemos pensar la ciudad, y que tan solo trazando metas ambiciosas se podrá salir del ostracismo.

Es inherente entonces a cada candidato en las próximas elecciones de octubre, la responsabilidad y el enorme reto de saber que esto se cambia con ideas, no abrazando niños para ganar likes, ni compartiendo selfies mientras se dan migajas.

Aplaudo la labor social que muchos hacen, pero no es esto la mujer Cafam, miss simpatía, o titanes caracol. Armenia requiere el concurso decidido de nuestros habitantes, tenemos todo para vivir mejor, impulsando el internet de las cosas en la movilidad, siendo centro logístico del país, siendo un hub de tecnología y programación, aumentando la velocidad promedio del transporte público generando diversidad de ingresos en nuestras finanzas públicas, promoviendo una renovación urbana, un plan de ordenamiento territorial osado y de vanguardia, parques lineales,

nuestras fiestas de Armenia deben ser una feria internacional, nuestros vendedores de perecederos estar ubicados en un mercado central como en las grandes ciudades, donde incluso es atractivo turístico, bien puede darse esto en Armenia, en el lote perteneciente a Epa frente a ventanilla verde, debemos impulsar una secretaria de seguridad ciudadana.

Esto quizás es la punta del iceberg, el camino será largo, pero es claro también que una caminata de mil millas inicia con un pequeño paso. Corresponde precisamente a esta generación el envidiable reto de hacer historia y cambiar el curso, de hecho, recientemente la organización de Naciones Unidas promotora de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, establecía la pertinencia de fijar la felicidad y bienestar de un ciudadano como nuevo índice de desarrollo, en vía con el pensamiento del economista Amartya Sen.

Esto sin duda solo será posible planeando el territorio, pensando la ciudad y haciendo de esta un mejor lugar para vivir.

Andrés Patiño AbogadoEspecialista en derecho procesal y probatorio Magister Planeación Territorial

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