Después de los debates entre los candidatos a la alcaldía de Manizales y gobernación de Caldas transmitidos esta semana por Telecafé, Caracol Radio y La Patria, quedaron aún más claras las preferencias, cuestionamientos, fortalezas y debilidades de quienes aspiran a gobernarnos durante los próximos cuatro años.
Sobre la alcaldía de Manizales, no cabe duda de que el candidato más preparado para asumir la recuperación de la ciudad es Jorge Eduardo Rojas Giraldo, y así lo deja sentado en sus respuestas argumentadas, sesudas y apartadas de la agresividad que caracterizan a otros candidatos quienes, en medio del desespero que ocasiona una inminente derrota, se van lanza en ristre tratando de lesionar al virtual ganador. Así y todo, es admirable la capacidad de trabajo del candidato Rojas, quien amanece cada día con más entusiasmo y con fuerza redoblada preparándose para cuatro años en los que no solo debe empeñarse en reconstruir lo que derrumbó económica y moralmente el alcalde Marín, sino en avanzar por el camino que trace en su plan de desarrollo para Manizales.
Sobre la gobernación, es evidente que el mas capacitado para asumir las riendas del departamento es Luis Roberto Rivas. En las respuestas de los candidatos vemos a dos de ellos (representantes de esa izquierda radical que tiene como táctica renegar de todo) desconectados totalmente de nuestra realidad y concentrados en defender el gobierno del cambio que resultó siendo el mayor desastre de la historia. Y a Henry, representante del petrismo utilitarista y vergonzante, tratando de esconderse en los anteriores para negar sus orígenes y sus vínculos evidentes con el gobierno nacional. Por eso es bueno hacer un análisis de algunas de sus respuestas.
Es incoherente, aterrador y maquiavélico, por no decir irrespetuoso con la inteligencia de los electores que Henry Gutiérrez, después de haber alabado públicamente a Luis Roberto Rivas por su gerencia de la Industria Licorera de Caldas (de lo cual hay profusas evidencias) ahora, cuando es su contendor, pretenda cuestionarlo por supuestos malos manejos, corrupción, desgreño y afectaciones que, de haberse presentado, no tendrían posicionada ni salvada la empresa como hoy lo está, ni alejada de las garras que la asediaron durante los años anteriores a la administración Rivas.
Pero más incoherente aún, porque mientras Henry se desempeñó como diputado a la Asamblea de Caldas (2012-2019) no existe evidencia de su defensa de la ILC, cuando fue en esos años, precisamente, donde fuerzas oscuras trataron de apoderarse de la Industria devaluándola para comprarla a menor precio y llenándola de desastres para usufructuarla indebidamente. ¿Por qué entonces lo que era digno de alabanza hasta hace unos meses tiene que ser ensombrecido irresponsablemente para efectos electorales? Esa mezquindad es de las prácticas más usuales por su grupo político, y no son propiamente las de un candidato limpio, amable ni honesto.
En cuanto al tema de la corrupción en el sistema de salud, Henry hace alarde de que su familia directa ejerce profesionalmente la medicina y aduce que, por eso, está capacitado para afrontar las indelicadezas y la politiquería por las que hoy atraviesan los hospitales del departamento. Nada más liviano que ese argumento, pues una cosa es el ejercicio de una profesión y otra, muy distinta, el conocimiento administrativo que se requiere para superar la debacle ocasionada por las injerencias politiqueras en las instituciones estatales. Injerencia que el propio Henry cohonestó con su silencio no solo cuando fue diputado, sino en su paso nefasto por el concejo de Manizales.
Contrario a ello, Luis Roberto tiene en su palmarés el haber sido el gestor de la recuperación del entonces Hospital Universitario de Caldas, hoy SES Hospital de Caldas, catalogado como uno de los mejores del país. Manizales y Caldas fuimos testigos de la lucha que dio Luis Roberto para limpiar la institución y generarle una nueva oportunidad en su infraestructura física y en su organización administrativa. Aún así no se pavonea por ello pero, en justicia, hay que abonárselo como un motivo más para preferirlo. ¿O será que Henry también pretenderá empañar estos hechos? ¡Nada raro sería!
¡Despierta, Caldas! No podemos dejar que Carlos Mario y Petro nos impongan el gobernador.
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